Tres minutos de infarto, 90 de magia... y desaparecen

La última Gala Internacional con el número estrella del escapista Andrew Basso y hora y media de magia con grandes del género pone el punto y final de una nueva y exitosa edición del Festival León Vive la Magia

Fulgencio Fernández
31/12/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Los españoles Manolo Costa y Mindanguillo propusieron la parte más cómica de la gala pero aliñada asimismo con mucha magia. | MAURICIO PEÑA
Los españoles Manolo Costa y Mindanguillo propusieron la parte más cómica de la gala pero aliñada asimismo con mucha magia. | MAURICIO PEÑA
Tres minutos de infarto y tensión contenida con el desafío a la muerte de Andrew Basso, el sucesor natural de Houdini, y más de hora y media de magia de altura en la última Gala Internacional, que se celebra esta mañana, son los últimos coletazos de una nueva edición, la 15, del Festival León Vive la Magia, que cambió la cara de la ciudad durante una semana.

Ya pudo estar en las galas del sábado el número estrella del Festival, un número de escapismo que, sin embargo, no permitió a su creador escaparse de la burocracia y hacer llegar a León la urna de cristal que utiliza para la primera jornada de galas, que sustituyó por otro número impresionante pero...

Pero no era el que corría de boca en boca de Andrew Basso, el nuevo Houdini, que sí llegó el sábado y ayer domingo y se encerró boca abajo en una urna llena de agua, encadenado y encerrado con cerrojos, el mítico número del gran mago de todos los tiempos que el campeón mundial de escapismo ha realizado en el Auditorio y repetirá esta mañana ante el estupor de cientos de espectadores que han tenido que contener la respiración hasta que el mago se ha librado de las cadenas. Sabes que se va a librar pero... son tres minutos de infarto que ponen al auditorio en pie.

Pero hay otros 90 minutos de gran magia, la magia de la nueva era de los Lazer Wizards, la pareja franco-rusa que convierte la luz y el láser en mágicos; el espectáculo de ciencia-ficción del italiano Alberto Giorgi, que recrea las máquinas infernales que diseñó Julio Verne; el dúo cómico de Manolo Costa y Mindanguillo, que salen de miles de trances con mucha magia, el arte mágico de la maga rusa Nataly Perova, que transforma su pasión por la moda y el estilismo en un increíble número en el que se transforma en un abrir y cerrar de ojos, literalmente y la sorpresa del festival, el cartomago Eric Chien.

Y desaparecen.

Hasta el año que viene. Dejan un excelente sabor de boca, como es costumbre, y también algunas quejas, por ejemplo de uno de los integrantes de la primera gala (Merpin) que no pareció entender bien qué tipo de público tenía delante, el infantil, o la ‘anécdota’ del secuestro de la urna.
Lo más leído