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Trashumancia de gallinas

15/11/2015
 Actualizado a 03/09/2017
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Nos pilla la tremolina en plena vorágine, que no podemos atender a más frentes, pues estas fechas son para nosotros, los de la ruralidad, fundamentales para la economía doméstica, dado que tenemos que realizar todas las faenas inherentes a la trashumancia de las gallinas. Que es cierto que nos gusta ser alabanciosos pues realmente se trata de una trasterminancia, porque no abandonamos las fronteras de esta tierra nuestra que sin ella no hubiera España, concilios, fueros y reyes y la Virgen bendita.

Total, que lo de Cataluña lo vamos a posponer a cuando el pedáneo de Almuzara esté algo más libre, que más complicado era estañarle el eje a la Duquesa de Alba y le quedó niquelao.

Aresultas de lo necios que son los médicos, que mira que se pusieron atorrantes con lo de colesterol y no pararon hasta que acabaron con los gochos, ahora ya no tienen los jubilados del tercer turno (los que bajaban después de hacer la matanza) que esperar al sanmartino y —aprovechando estos días que vuelve una especie de canícula en diferido—hacen la trasterminancia de las gallinas, si llegaron los papeles de la desubicación habitacional (es decir, el permiso para sacarlas del corral y llevarlas a unas jaulas en Matallana a pasar el invierno), después hay que llevar la C15 a pasar una revisión fitosanitaria, superar el test de estrés de los gallos sementales y ya mandan de Valladolid los papeles.

Y, mientras tanto, las comió el zorro.
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