Transición justa pero para todos

España se despide del carbón sin tene definido su sistema energético y olvidando que la transición no sólo debe ser justa con el medio ambiente sino también con los trabajadores que han dedicado su vida a un sector del que todos nos beneficiamos

Con el cierre de las térmicas se perdieron mil empleos; con el proyecto anunciado para Compostilla se ganan 55
30/06/2020
 Actualizado a 30/06/2020
A estas alturas, ha quedado más que demostrado que el Plan B es para unos pocos privilegiados. Pasa con las economías familiares, y parece que pasa también con la macroeconomía. Demasiado a menudo un objetivo, necesario para canalizar esfuerzos, hace que se olvide todo lo que hay por el camino, que es mucho, y hace que se desprecie el pasado. Es exactamente lo que está pasando con el sistema energético español, que se ha centrado es hacerse verde, en no resultar contaminante, algo que resulta necesario, pero lo ha hecho olvidándose por completo y despreciando del que ha sido uno de sus pilares, el carbón. Hoy tocan a su fin oficialmente las centrales térmicas españolas, aunque se trata sólo de un formalismo ya que prácticamente todas ellas estaban ya paralizadas y los únicos trabajadores eran los que se dedican a su desmantelamiento. España se adentra en la transición verde pero no tiene un plan B, lo hace sin tener definido su plan energético, y buena prueba de ellos es que, aunque desde las eléctricas se haya querido anunciar coincidiendo con la mencionada fecha importantes inversiones, el ejemplo de la provincia de León es más elocuente: se pierden unos mil empleos directos entre las tres térmicas, y con el proyecto anunciado ayer, de nada más y nada menos que 600 millones, se crean medio centenar de empleos. La transición justa debe serlo con el medio ambiente y también con todos los trabajadores.



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