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Tradición rural, carnaval y ciudad

11/02/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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Este martes tuvo lugar en la ciudad leonesa la cabalgata de carnavales típicos del noroeste. Es un acierto. Esta primera edición ha de servir de ensayo para las próximas. Algunas sugerencias son obvias. En primer lugar, si se puede traer a un número mayor de grupos, será mejor. El entorno urbano es muy grande comparado con el rural y unas ‘hordas’ poco numerosas se diluyen más en el paisaje de la ciudad. Hay que tratar de realzar el espectáculo con el mayor número de zamarrones, jurrus, birrias…; también garantizar el accesos de los desfilantes a los paseantes para que el espectáculo gane en tensión e interacción.

Otro aspecto importante es atraer a agrupaciones de fuera de la provincia. Existe la posibilidad de convertir esta concentración en la primera y mayor de la península, en un elemento diferencial de León. La presencia de grupos de enmascarados de Zamora, Palencia, Tras os Montes, Orense o Cantabria puede contribuir a enriquecer la celebración.

En tal sentido es necesario decir que la fecha elegida en esta ocasión no es la más adecuada. No se debería competir con otros carnavales clásicos como el de La Bañeza, ya que se trata de un espectáculo diferente e intemporal. Por eso se podría organizar en fin de semana, en días posteriores al carnaval, con más participantes y luz. Además alguno de los grupos debería mostrar actos singulares de su particular fiesta, como la siembra de la cernada o el paso de las mozas sobre el toro. Todo ello aderezado con un itinerario e hitos a lo largo de él.

La incorporación de los antruejos y antruidos a la recuperación folclórica en la ciudad leonesa viene a completar tradiciones readaptadas ya maduras como los bailes, la música, el ramo, los pendones, los carros engalanados, las marzas, la lucha leonesa o ciertos rasgos idiomáticos del leonés. Eso por no hablar de una gastronomía crecientemente recuperada y omnipresente que integra el cocido maragato, las mollejas, los pimientos de Fresno, los del Bierzo, el chorizo de León, el pan de hogaza (llamado pan de León en Valladolid), el renaciente cocido de arvejos, la cecina de chivo, la costilla en adobo, la lengua ahumada, el botillo, la androlla, la androja de Riaño, los garbanzos de pico pardal, el pulpo a feira, las patatas con congrio y muchas más por recuperar como la morcilla dulce, el chosco, el tostadillo…

Vivimos en una tierra de enorme singularidad y capitalizarlo ha de contribuir a elevar la autoestima colectica. León ciudad es el foro adecuado para acoger, revisar y relanzar la tradición con un sentido positivo y renovado que nos haga sentir mejor a todos.
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