06/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Siete vírgenes volvían a reencontrase en el pico de la Aquiana después de que la romería que una vez al año las llevaba a verse allí cada verano hubiera dejado de lado esa tradición. Y la ermita venteada, hoy romántica ruina, que la acogía se ha quedado con un latido de pasado asumido para dejar ver su huella pero sin más recuerdos que sumar. Hoy la tradición vuelve, la que tiene un curriculum de historias que contar que otros envidian. La fiesta mozárabe de Peñalba como recreación de un episodio histórico con la entrega de la cruz que aún tenemos que ver en réplica porque alguien considera que le sienta mejor el exilio que la casa; la noche templaria como vuelta de los defensores del Camino con otra cruz, esta roja y dibujada en el pecho que cada año recrea la vuelta del santo grial y del arca de la alianza a la fortaleza capitaneada por Guido de Garda; la llegada del Caesar con sus legiones a Cacabelos ; el medieval de Carracedelo, que busca la manera de sacar jugo al pasado de su monasterio...atestiguan que al presente le gusta más mirarse en espejos de ayer que en los de mañana. No se celebran los futuribles, pese a que sean los únicos que cogen en un discurso de compromisos políticos. La verdad es que no estaría mal vestirse de biomasa a quemar en Forestalia o de pala eólica y hacer una recreación de algún alcalde entregando los terrenos de la ciudad a los colonos industriales. Pero son poco sabrosos esos disfraces y elucubrar siempre es un riesgo. Así que no está mal quedarse en un pasado aderezado con frecuencia por tildes que no van donde deben, pero que se asumen. En el fondo es igual ir ataviado de medieval que de romano, porque sigue siendo válidoutilizar un episodio de pasado para justificar un maquillaje y una salida nocturna. Yhacer caja, que eso da por bueno casi todo. Pero lo que se recuperaba en la Aquiana era el rezo reconocido por el Valle del Silencio a sus patronas, un cordón que siempre estuvo atado.
Lo más leído