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Trabajadores ocupados

08/11/2018
 Actualizado a 09/09/2019
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Como cada año en el tercer trimestre vamos a revisar las cifras del INE de población activa ocupada. Se trata de un método indirecto de cálculo del número de trabajadores, una encuesta. Por lo tanto no es exacto, pero muestra el volumen comparativo de una provincia y su tendencia laboral. En este año cabe una valoración especial, puesto que mis tablas arrancan en 1981, lo que permite comparar dos periodos casi idénticos con límite en el año 2000: 1981-2000 y 2000-2018.

Entre 1981 y 2000 León fue la tercera provincia con mayor destrucción de empleo de España. Solo Lugo y Orense evolucionaron peor. Entre 2000 y 2018 León ha crecido un 15,89%, lo que le sitúa en el 12º puesto por la cola. León continúa muy por detrás de la media española 2000-2018 (33.56%), lo que ha provocado que los datos de ocupación aún sigan por detrás de los de 1981. Entre 1981 y 2018 en España el número de ocupados ascendió un 77%; en León bajó un 3%. En esa etapa el suceso más importante que determinó un notable crecimiento industrial y el sobresaliente desarrollo de la actividad económica en el resto del país es la España de las autonomías. En consecuencia el esquema de gestión autonómica impuesto ha sido devastador en León.

Entrando más en detalle, iremos al periodo 2000-2018. Encontramos una diferencia entre las provincias sin sede autonómica y las que tienen sede autonómica. Las que tienen sedes, y en consecuencia capacidad de decisión, crecieron un 37% (20 puntos más que León), mientras que el resto, sin sedes autonómicas, se quedó en un 28.5%. Sin embargo aún encontramos dos grupos entre las provincias que tienen sede autonómica: las uniprovinciales, que crecieron casi un 45%, mientras que las multiprovinciales ganaron solo un 31.5% de empleo.

Esto se puede interpretar como que en un primer momento las provincias con sede autonómica multiprovincial crecieron a base de atraer actividades del resto de provincias de su autonomía. Sin embargo eso tiene un final. Cuando tal impulso se agota, la gestión es netamente peor que en las autonomías uniprovinciales, que han seguido creciendo por encima del resto. Las sedes multiprovinciales parecen entrar ahora en una ralentización derivada de las dificultades de una gestión difícil y sin soluciones para territorios desatendidos durante 35 años.

Parece claro que la gestión uniprovincial centra la atención y el presupuesto en las políticas de promoción. La multiprovincial en las de deslocalización de actividades hacia el centro político, sin aportar valor añadido. Así las grandes autonomías lastran el crecimiento por su inoperancia en amplias zonas del país.
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