Toro, una ruta para los amantes de la cultura vinícola

La Ruta del vino de Toro cuenta con 26 bodegas únicas y en cifras supone 430 kilómetros para disfrutar, 50 recursos para descubrir y seis poblaciones increíbles

Estefanía Niño
01/07/2022
 Actualizado a 01/07/2022
Descubrir una comarca a través del vino, la gastronomía, el patrimonio artístico-cultural y la naturaleza. | R. V. TORO
Descubrir una comarca a través del vino, la gastronomía, el patrimonio artístico-cultural y la naturaleza. | R. V. TORO
La Ruta del Vino de Toro, es toda una experiencia que deja ‘huella’. Un recorrido bañado por el Duero, que transcurre por el sureste de la provincia de Zamora y el suroeste de Valladolid, y que es, sin duda, una opción más que recomendable para los amantes de la cultura vinícola este verano, a un paso de León. La Ruta del Vino de Toro cuenta con 26 bodegas únicas, y en cifras supone 430 kilómetros para disfrutar, 50 recursos para descubrir, y seis poblaciones increíbles. Todo ello aderezado además con parajes singulares y paradisíacos, con un patrimonio vegetal único y ancestral, como son sus viñedos. En el destino de la Ruta del Vino de Toro, puedes descubrir pueblos llenos de historia, tradiciones y gentes acogedoras cómo Morales de Toro, San Román de Hornija, Sanzoles, Venialbo o El Pego, sin olvidarnos de la ciudad de Toro, porque sí esta localidad tiene rango de ciudad.

La propuesta es sencilla, pero no por ello menos atractiva: descubrir una comarca a través del vino, la gastronomía, el patrimonio artístico-cultural y la naturaleza. Vivir en esta zona de Castilla y León la herencia y tradición vinícola, llena de costumbres arraigadas, municipios fascinantes y gentes acogedoras. El enoturista se sumergirá en un fascinante viaje que une dos provincias, Zamora y el sureste de Valladolid a través de los cinco sentidos.

Este itinerario aglutina la tradición más longeva con la modernidad y la innovación, permitiendo a los viajeros hacer un recorrido por la historia, saboreando siempre los mejores vinos con Denominación de Origen. Pasear a las orillas del Duero, o entre viñedos, tomar uno de estos exquisitos vinos en alguna de los restaurantes con terraza que ofrece la ruta, son privilegios que, por suerte, están al alcance de los leoneses, que este verano podrán hacer de sus vacaciones un recuerdo imborrable, sin tener que recorrer kilómetros y kilómetros de carretera, ni tener que coger un avión.

El río Duero dibuja el terreno y se encarga de regar los viñedos de las comarcas vitivinícolas más afamadas de la región, como los municipios de la Ruta del Vino de Toro. Sus aguas son uno de los ejes culturales más importantes de Castilla y León, ofreciendo un plus a la hora de disfrutar de una oferta turística de naturaleza, arte y gastronomía.
22 razones para ir y repetir.

La Ruta de Vino de Toro ofrece muchas razonas para conocerla, visitarla y recorrerla, pero destacan 22 motivos como admirar la Vega del Duero desde el Mirador del Paseo del Espolón, asombrarse de la belleza a todo color del Pórtico de la Majestad de la Colegiata de Toro, o madrugar para ver salir el Zangarrón de Sanzoles la mañana del 26 de diciembre. Sino, también se puede visitar su Museo y ver el colorido de sus trajes y la rigidez de los cencerros en su Museo abierto todo el año bajo petición.

Podemos recorrer las calles, plazas y rincones de Toro, admirar sus casas señoriales, sus iglesias, y monasterios; escuchar la leyenda de Antona García y la Rejadorada que ahora da nombre a vino, bodega y posada; o adentrarnos en un museo para tocar, oler, degustar… Ese es el Museo del Vino Pagos del Rey, donde verás desde un viñedo real, a aperos tradicionales, vídeos de la Fiesta de la Vendimia y probar los vinos de Félix Solís.

¿Más razones? Aquí podemos descubrir la tumba del Rey Godo Chindasvinto, y de su mujer Reciberga en la Iglesia de San Román de Hornija, darnos un capricho muy especial con una mañana de wine-spa relajante en Hotel Eurostars Valbusenda 5*, o aprender cómo se hace el queso, conocer la historia de una familia que ha revolucionado el “quesoturismo” y por supuesto degustarlo en todas sus vertientes en el Museo del Queso Chillón.

Podremos ejercitar nuestros sentidos escuchando el sonido de violín en directo mientras catas la selección de vinos de Bodega Liberalia; comer una calandraca en el Bar Imperial, o un arroz hecho a la zamorana en Bodega Divina Proporción o un Bacalao en Restaurante La Colegiata; o deleitarnos con una tarde de vermouths y tapas en Vermutheria Aventón. ¿Y qué significa Aventón? Deberás ir a Morales de Toro para averiguarlo.

Nuestra visita puede llevarnos a pasear por viñedos, de todo tipo, desde prefiloxericos y ancestrales con más de 100 años, hasta los nuevos y llenos de vida y futuro, a dormir en un castillo neogótico en complejo enoturístico MonteLa Reina, o en una habitación con vistas a la Colegiata de Santa María en Hotel Juan II, o a adentrarnos en una de las bodegas subterráneas, las históricas o la más pequeña de la D.O. Toro que sigue elaborando vinos en instalaciones centenarias, la Bodega Valdigal.

Las opciones y razones para visitar la Ruta de Vino de Toro no terminan: pasear a las orillas del Río Duero y cruzar el puente; o hacer tu propio vino, elegir su nombre, la etiqueta… Y tachán listo para ti gracias a Bodega Vocarraje – Vino Abdón Segovia.

¿Más propuestas? Acudir a un concierto, un monólogo, o a una representación teatral de las que cada semana hay, por la intensa agenda cultural que se organiza desde el Ayuntamiento de Toro, y muchas de estas actividades se realizan en el emblemático Teatro LaTorre. Podrás elegir tu favorito entre los cuadros expuestos en Bodega Fariña de todos los que se han presentado a su concurso ‘Primero’; o catar, probar, y brindar con alguno de sus tintos, o blancos o rosados… Siempre acompañados de buenos embutidos cómo los de Maltrasa o de Ballesteros.
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