Torbado en el recuerdo

La muerte del escritor Jesús Torbado debe servir para reivindicar un tipo de periodismo que sólo entendía la honestidad de vivir las experiencias en primera persona para poder contarlas, que desapareció hace tiempo y que hoy resulta más necesaria que nunca

No se puede olvidar el ejemplo de Torbado, que respetaba tanto como amaba la profesión de contador
24/08/2018
 Actualizado a 09/09/2019
La larga enfermedad que sufrió el leonés Jesús Torbado, fallecido ayer en Madrid, puede considerarse una de las más crueles para un escritor: no podía escribir y apenas podía leer. Con él desaparece una escuela de literatura y periodismo que defendía unos valores que nada tienen que ver con los que hoy se enseñan en las facultades y mucho menos con los que se practican día a día en la inmensa mayoría de los medios de comunicación. Se puede decir que Torbado estaba conceptualmente en las Antípodas de lo que hoy muchos entienden por periodismo, esa maquinaria de generar noticias en las que parece que sólo importa la inmediatez y conseguir cuantos más clicks mejor. La verdad, la responsabilidad, la conciencia de que manejas información es más parecido de lo que se podría suponer a manejas mercancías peligrosas, el cuidado por la prosa y el profundo respeto por los protagonistas de cada noticia o reportaje han pasado a un segundo plano en favor de las prisas, las visitas y la posibilidad de modificar una y otra vez lo publicado, contaminando hasta el infinito la información y generando verdades sociales que son en muchos de los casos mentiras reales, con la complicidad de un lector o usuario que no quiere hacer el esfuerzo de leer ni de entender. De los males del periodismo tenemos casi toda la culpa los propios periodistas. Por eso el ejemplo de Torbado, que recorrió el mundo contando verdades, que respetó a sus protagonistas y que mimó sus letras, no debe caer en el olvido.
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