Tokio ya no nos quiere

Por Jorge Alonso Macía

Jorge Alonso
20/07/2021
 Actualizado a 20/07/2021
webopi19072021.jpg
webopi19072021.jpg
Tokio desde el aire es algo así como estar viendo una película de ciencia ficción. Tokio desde la tierra es una película de ciencia ficción. El amable taxista que me condujo desde el MPC (el centro de prensa de los Juegos Olímpicos) hasta Shinjuku, donde se encuentra mi hotel para estos días, intentaba explicarme en un inglés que parecía ser una alabanza al mío los diferentes cruces y zonas que atravesábamos sin saber que mi cabeza estaba ya en otro sitio.

El surrealismo que ya de por sí supone para mí cubrir unos Juegos Olímpicos se desborda cuando si a eso le sumas el contexto de pandemia en el que se celebran estos de Tokio. Hace casi 10 años llegué aquí de turismo sorprendido por ver a gente vistiendo mascarillas con la máxima normalidad, por respeto a los demás. Hoy, aquí a nadie se le ocurre quitársela más que para comer y dormir, o al menos eso he entendido de los 15 minutos en los que he podido pisar la calle desde que aterricé.

Ahora mismo la ciudad está bajo un estado de emergencia, pero lo cierto es que no hay una sola cosa que visualmente pueda indicarlo. Tokio sigue siendo un hervidero de gente allá donde pongas el ojo. Con mascarillas, sí, pero este lugar es el único en el mundo en el que eso no distorsiona la foto.

Por las calles, el logo de Tokyo 2020 ocupa cada esquina, cada farola, cada edificio, desde que aterrizas y allí donde te muevas. Cuentan los medios japoneses que hay una oposición muy importante a su celebración en la calle, algo que han potenciado los en torno a 20 casos que se han detectado relacionados con los Juegos, donde desde hace semanas trabajan miles de personas.

Obviamente la pandemia sigue siendo indescifrable, pero vivido en primera persona pocas cosas más se pueden hacer para desarrollar unos Juegos seguros. En las últimas 72 horas he pasado 3 tests de Covid y en las siguientes 72, en los que no podré salir de la habitación de mi hotel más que 15minutos para lo estrictamente necesario, volveré a pasar otros 3 más. En los primeros 14 días de mi estancia aquí solo podré ir a los eventos deportivos y el día 15, ya seré libre para moverme sabiendo que un positivo en los tests que entonces me tendré que hacer cada 96 horas, me dejará metido en una habitación de hotel indeterminadamente y bajo mi propia responsabilidad.

Sin embargo, parece no ser suficiente para determinados sectores de la sociedad japonesa que, por ejemplo, han puesto a periodistas a seguir a compañeros que se iban a tomar una cerveza. Más allá de eso, lo mejor hasta el momento han sido los japoneses, que han convertido el muy tedioso papeleo de entrada el país en una experiencia poco traumática. ¿Será la amabilidad suficiente?
Archivado en
Lo más leído