Todos a la mesa

La creación de la Mesa por León no es una respuesta al resurgimiento del leonesismo excluyente de los últimos meses si no la reacción política a la manifestación por el futuro de una provincia azotada (como otras tantas) por la falta de industria, la ausencia de oportunidades para los jóvenes y la emergencia demográfica. O sí lo es. La Mesa por León que vimos el martes es lo más parecido a un Consejo de Ministros populoso como se lleva ahora. La cuna de un nuevo parlamentarismo asambleario. Un círculo del Podemos de antes (el que limitaba sueldos y mandatos) pero de traje. El día del padre en casa de Julio Iglesias. Las bodas de Caná pero sin milagro.

Cuando los políticos quieren aparentar que hacen cosas les da por la arquitectura efímera. Crean comisiones, consejos o agencias. Lugares donde reunirse bien y mucho. Cuanto más mejor. Una vez al mes. Espacios para palabras esperanzadoras que la experiencia nos dice que suelen quedarse en eso, palabras. Aquí han optado por la agencia. Cuantos más mejor. Una veintena de representantes de administraciones, sindicatos y patronal. Una veintena. ¿Y tantas instituciones y organizaciones representativas hay en León? Eso nos preguntamos al ver cómo todos no cabían en la foto, no sabían en qué salón del Palacio de los Guzmanes acoger tan magno evento, había más leoneses casi dentro que fuera. Habrán temblado las autoridades sanitarias ante tanto roce y tan poca distancia no sea que se nos dispare el coronavirus.

Dicen que servirá para buscar inversiones y nuevos proyectos desde la colaboración y la lealtad. Creía que en eso trabajan de oficio administraciones y organizaciones sin que haga falta comisiones ni agencias. Lo suponía como obligación propia y no discrecionalidad impuesta por la presión social. Aquello es una corte en la sombra que recuerda más a la mesa cuadrada de los Monty Python: «Un día, hijo, todo lo que ves ante ti será tuyo» –dice el rey– «¿Las cortinas?» –contesta el príncipe.