Todo hueco es trinchera

02/06/2020
 Actualizado a 02/06/2020
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Si no fuera por lo trágico de la situación que vivieron, porque se estaban jugando la vida, ver a nuestros sanitarios envueltos en bolsas de basura cuando empezaron los días de miedo y virus era como para hacerles un monumento a la imaginación y esa capacidad para hacer un reloj con cuatro tablas.

Lo que ocurre es que la situación no dejaba ni un solo resquicio para la broma.

Si no fuera por la jeta que le están echando ver a unos bañistas disfrazados de boya para poder entrar a disfrutar de las aguas del mar merecería una sonrisa de reconocimiento, lo que ocurre es que no tiene ninguna gracia jugar con la salud de los demás, por más imaginación que le hayas echado.

Sí tiene gracia, porque a nadie hace daño y a nadie pone en peligro, ver cómo reciclamos la vida diaria para convertirla en los elementos que necesitamos. Mira cómo se protege el ciclista o, más bien, mira cómo protege a su bicicleta para que no se convierta en un carro de virus con catalina y piñón.

A fin de cuentas somos herederos de aquellos que se sujetaban el pelo para dormir con las mallas de las naranjas, de los que hacen los portilleros de sus fincas con un viejo somier de aquellos de hierros, de los que espantan a los pájaros con discos de CD colgados en las ramas... Somos hijos de hijos de la vieja filosofía de que en tiempo de guerra todo hueco es trinchera.
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