Todavía retumba el ¡Viva la Montaña!

Espectacular ambiente en el pabellón de Cistierna que se quedó pequeño para la victoria montañesa con muchos nombres propios

Fulgencio Fernández
25/10/2022
 Actualizado a 25/10/2022
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Todavía retumban los ecos del¡Viva la Montaña!, y no solo por la rotunda victoria de los montañeses que rubricaron por octavo año consecutivo con su himno, sobre todo por el recuerdo de la tarde de lucha y tradición en un abarrotado pabellón de Cistierna que se quedó pequeño, con mucha gente de pie, con algunos ilustres —como Cuenya y Berto— subidos a un andamio.

Fue tan intensa la tarde, pasaron tantas cosas, que seguramente se quedaron muchas en el tintero, muchos nombres para los que no hubo espacio, estampas sin recuerdo.

Lleno en el pabellón

La primera noticia ya se ha dicho, el lleno en un pabellón que se quedó pequeño y generó algunas protestas, por las incomodidades, la falta de espacio... algunos hasta se acomodaron en un andamio, como los ex luchadores Carlitos Cuenya y Berto, de Prioro, cualquier cosa menos perder la fiesta.

¿Se podría haber previsto? ¿Podían haber mandado más graderíos? Seguramente, lo cierto es que parece que casi nadie esperaba una respuesta así, de las dos aficiones, numerosas, bullangueras, con pancartas, disfrazados... ahora ya lo saben para otra vez, entonces sí sería menos comprensible que volviera a ocurrir.
Adrián el de Lillo y Jorge

Se ha escrito mucho, y con justicia, de la gesta del ganador del mazapán —algo se llevó la Ribera—, el chaval Víctor Junior. Pero no fue menos importante el papel para la montaña de otros dos chavales que desequilibraron la balanza de manera definitiva: Adrián Bandera, de Puebla de Lillo, y Jorge Rodríguez.

Adrián Bandera fue primero quien logró cortar la racha de Víctor Hernández; pero no contento con ello, ya era suficiente lo hecho, se permitió el lujo de derrotar a ocho rivales, casi nada, ya estaba a uno del récord. Después de Víctor fueron cayendo La invicta Priscila, Luzma Carcedo, Paula Blanco, Josué León, Juan Carlos Miguélez, Borja Pellitero y Hugo López, para caer ante Nicolás Cuevas. Mostró el de Lillo una calidad y una raza en muchos momentos de la tarde que encandiló a la grada, especialmente a la ‘verde’.

Y si Adrián encarrilóla tarde, quien realmente puso la directa hacia el himno de la montaña fue un chaval que ya había mostrado una calidad incuestionable en la liga, el juvenil de pesados Jorge Rodríguez, mucho luchador. Otros ocho rivales se fueron doblegando ante él: Jorge Iglesias, Daniel Pinto, Javier Sancho, Fer Rodríguez, JoséLuisAres, Marouan el Moula y Jorge García. Es decir, el juvenil se deshizo de todo ligeros y medios senior. Tanto que fue el propio Omar Liquete quien pidió adelantarse en el orden lógico para derrotar a Jorge. Y lo logró, no sin problemas pero ya con el ‘casillero’ muy descompensado. Tiró Liquete a cinco rivales, hasta caer ante David Riaño, y llevó cierto optimismo al graderío azul que puso sus ojos en otro de los luchadores apuntados el sábado en semipesados, Adri, el reciente supercampeón, al que pedían otra gesta similar. Pero la gesta la hizo Samuel Sánchez, el de Cistierna, que tomó ‘el puesto’ de su ausente primo Moisés y logró en este corro lo que no había podido hacer en toda la Liga de verano: Tirar a Adri.

El desánimo se hizo evidente en el graderío de la Ribera, que volvió a soñar con un enrabietado Víctor J. Hernández; muy motivado por la gesta ya realizada por ‘la niña de sus ojos’, el chaval Víctor. «A ver si el abrió la tarde y yo la cierro». Cumplió con creces VJ, que tiró a Guiller el de Valdeón y protagonizó el momento deportivo al sacarlo en brazos al mancarse el valdeonés; después a Alberto del Cojo, a Busi y a Rubo Fierro... parecía tener más gasolina que nunca en todo el verano pero el siguiente fue un Tomasuco muy motivado que lo dejó derrotado y extenuado. Llegó otro momento, este emotivo, cuando su niño Víctor Junior fue a darle ese beso que otras veces le dio al ganar un corro.
Y con la irrupción de Tomasuco llegó el final que ya se ha contado, se quedó en el centro, le mantearon y sonó con fuerza el Viva la Montaña. Retumbaba.
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