Toca hablar de política

Qué han hecho los romanos por nosotros, se preguntaron los Monty Phyton cuando crearon el Frente Popular de Judea para combatir a los golfos que gobernaban la vida pública. Poco importaron las carreteras, la educación, la sanidad y hasta el vino para autoconvencerse de que lo malo no lo había sido tanto como lo querían pintar. Y el erre que erre tiene una explicación muy sencilla, no se les ocurrió a ellos. Las últimas semanas hemos asistido a una especie de parodia de La vida de Brian que, en mi opinión, nada tiene que ver con la política y todo con el espectáculo de pan y circo que divertía a los romanos. Y es que en esto de hacer campaña, el universo digital ha sido incapaz de superar lo retrógrado de un coche con un par de altavoces atados vociferando por barrios y plazas los nombres de los futuros líderes. Lo cierto es que a un par de días de las elecciones, poco nos puede espantar más que lo visto; y que mientras unos reparten peras como símbolo de arraigo y otros proponen sin vergüenza una concejalía de Desarrollo Económico para renovar un Ayuntamiento que la tiene desde hace años, para los ciudadanos es hora de limar asperezas y amigarse con las urnas. Es tiempo de reflexión que dirían algunos, de hablar de política y de intentar buscar entre toda la parafernalia que les une, las diferencias.

El lunes charlaba con una de las candidatas en Ponferrada sobre la parte marciana de la fiesta de la democracia y decía: «Eso no es hacer política, yo quiero cambiar las cosas y tengo la convicción de que puedo traer nuevos proyectos a esta ciudad». Busque usted a quien le convenza, esta vez hay más variedad para elegir; después, que se entiendan ellos. Veremos si, como siempre, más allá de buenas palabras, al César lo que es del César.