Tirachinas

Por Alejandro Cardenal

Alejandro Cardenal
17/11/2020
 Actualizado a 17/11/2020
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Anda la gente estos días preocupada por las dos Españas, como si lo de llevarnos la contraria en casi cualquier cosa no llevase siendo deporte nacional desde que nuestros tatarabuelos de Altamira se liasen a garrotazos porque unos eran más de bisontes y otros de ciervos.

El caso es que no nos gusta andarnos con medias tintas y la equidistancia, para que engañarnos, solo es una forma de esconder nuestras cartas y poder tirarnos algún farol de vez en cuando. Madrid o Barça, Nadal o Federer, playa o montaña, tortilla con o sin cebolla.

En el fútbol el debate, con algún matiz, siempre ha sido el mismo: estilo o resultado. No hay punto medio. Los hay que se ponen tontorrones con el porcentaje de posesión y los que venderían su alma al diablo por ganar 1-0 con gol en propia del rival hasta el final de los tiempos.

Yo, que soy chaquetero por naturaleza, me dejo seducir y me subo y bajo del carro según me convenga. Esta semana me toca ponerme el disfraz de Valdano –ojalá él pudiese quitárselo y ponérselo a su antojo, que el pobre no puede escaparse de sí mismo – y voy a romper una lanza por Bolo y compañía.

Cuatro puntos en los seis últimos partidos no es un botín muy boyante y me parece más que lícito – incluso necesario – alarmarse y mirar con algo de preocupación el futuro de la Deportiva, pero creo que el fútbol no está siendo demasiado justo con ella.

Y que vaya por delante que el partido del domingo me pareció bastante discreto. Muchas llegadas al área, sí, pero también demasiados fallos que no deberían cometerse a este nivel.

En cualquier caso, ni el FIFA suele ensañarse tanto. Tres remates al palo para un equipo de Segunda es un hándicap gigantesco, y sacar un punto con semejante tasa de acierto es un milagro.

Porque en las últimas semanas los equipos rivales parecen tirar con calibre 50 y la Ponfe con tirachinas. Aunque de momento no llegan al extremo de mis paisanos –en el Zaragoza alineación indebida sigue siendo el máximo goleador–, a los bercianos les hace falta el triple de ocasiones para marcar y se están acostumbrando a encontrarse por debajo en el marcador a las primeras de cambio, una dinámica cruel e insostenible.

Y que se extinguirá. Igual que ante el Alcorcón fue la Deportiva la que se llevó el partido sobre la bocina después de tantos partidos nadando para ahogarse en la orilla, Yuri volverá a ser Yuri, Curro demostrará por qué media categoría se pegó por él en verano y Sielva y Larrea harán de la medular un infierno para cualquiera. Y los resultados llegarán.
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