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Tipos tópicos: la jubilada colona

19/08/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Hagamos de entrada una salvedad y petición de disculpas ante título políticamente incorrecto como es este que atribuye feminidad a personaje tan probable en uno como en otro sexo, pero sirvan de excusa el hecho de que el masculino haya servido para intitular a los anteriores (sin que ello dejase de lado a las mujeres que pudieran ser concernidas), y, sobre todo, suprema excusa y motivación, una mayor comicidad costumbrista de la imaginada escena.

Porque la escena es la que sigue. Uno (o una) ha hecho su compra de todos los días, cosillas de urgencia con pocos productos o el carro hasta las barandas, en un súper más o menos atestado o semivacío, tanto monta. Las circunstancias son indiferentes a nuestro personaje de hoy, tanto como suelen serlo a este tipo de tipos tópicos, tan ajenos a lo que les rodea, tan inmunes al espacio exterior. La realidad debe adaptarse a ellos, el mundo les debe una explicación. Sigamos. Llegados a la caja del súper y depositada la compra en la cinta magnética, a punto ya de ser cobrada la primera pieza, surge de una nada inesperada y súbita ella (o él). «¿Te importa que pase yo primero, que tú seguro no llevas prisa?». Y pasa. Claro que pasa. Sin esperar respuesta tras presuponer –¡seguro!– una ociosidad que no has exhibido en ningún momento (tienes que hacer la compra, cocinar y comer en 45 minutos), ella, una jubilada evidentemente por su edad, con su carro a punto de estallar o sus comandas en brazos (tanto da), se abalanza sobre la caja y te deja a punto de soltar una maldición bíblica si no fuera porque eres persona de educación y, además, daría igual.

Merecen párrafo aparte las filas (o colas). Si no se lleva prisa y sí humor, pueden degustarse ilustraciones del comportamiento más genuino de individuos y colectivos en su hábitat natural. Las variantes etológicas son incontables. El avispado lector estival tendrá la suya, pero sesudos estudios realizados por universitarios estadounidenses ociosos han demostrado que el denominado CCC (comportamiento caótico de la cola) resume la mayoría de los casos. También es mi dilecta la pequeña rebelión que se forma en una fila cuando, de pronto, anuncian la apertura de la caja vecina en general con palabras que instan a mantener el orden preexistente. Pero he ahí, surgido de la bruma, agazapado y expectante, una o un jubilado (posiblemente el mismo que cruza por medio del tráfico urbano con agilidad geriátrica) cabalga cual surfista el consiguiente tsunami humano y, moviéndose durante un par de segundos con felinidades guepárdicas, se abalanza impávido hasta el primer puesto de la nueva fila, cuando antaño era el último. El nuevo testamento les ampara. Y a ver quién chista.

¿A qué dedica la jubilada colona su verano? Merodea por heladerías, terrazas y lugares concurridos con intención de ser la primera allí donde, tratándose de otra, en llegando fuera la última.
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