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Tío, condúcete bien

07/07/2019
 Actualizado a 12/09/2019
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Mal cuerpo le queda a uno cuando conoce los datos acerca de las personas que, en los controles de la circulación viaria, dan positivo en consumo de alcohol y de estupefacientes, con el agravante de que, al decir de los que andan metidos en este ajo (por cierto que son los mismos que afirman que el masticar este bulbo no tiene efectos de antídoto ante el alcoholímetro) son cada vez más los policonsumidores. Esta es una. Pero hay otras. No faltan el exceso de velocidad, las deficiencias en la infraestructura y las carencias en la señalización de las carreteras. Súmense los que conducen distraídos, o agotados por el cansancio, o con limitada capacidad de visión o de audición.

Comprobar los pocos efectos negativos que se producen, graves o leves, a pesar de cómo va mucha gente de ‘colocada’ o de descolocada, sería un argumento, al menos de congruencia, para empezar a ser creyente, aunque solo sea por poder adivinar y admirar la labor discreta y eficaz que realizan los ángeles de la guarda. Me refiero a esos seres sobrenaturales que la fe viste de blanco y no de verde, que son alados pero no tienen helicóptero, y que no saben lo que es un radar, aunque coincidan en situarse también en determinadas curvas. Y que conste que sus homónimos, por eso de la polisemia, no están de más. ¡La que tendríamos formada si no fuera por que la pluma de las alas de los enviados de Dios (eso significa ‘ángel’) pone topes de terciopelo a los quitamiedos, un poco de cordura en algún que otro copiloto y hasta reflejos de ‘fittipaldi’ más allá de toda lógica en quien va ‘puesto’ hasta las trancas!

La Iglesia hace cincuenta y un años creó el departamento de Pastoral de la Carretera: fue un golpe de lucidez que se adelantó a la que se venía encima poco a poco. Año tras año un grupo de entusiastas de muchas diócesis han puesto en la calle una Jornada especial de Responsabilidad en el Tráfico, en los primeros domingos de julio, en las cercanías de la memoria de San Cristóbal, aquel santo grandón que ayudaba a los peregrinos a escapar de los peligros del camino y a cruzar los ríos caudalosos. En León esta pastoral se ha relanzado con fuerza en los últimos meses (¡dadme un hombre con ganas y lo imposible será realidad esta misma tarde!). Hoy tiene lugar esta Jornada. A las 13 horas. Con Celebración de la Palabra en el Santuario de Manzaneda de Torío, bendición de vehículos, testimonios y hasta paella solidaria. Y con un lema así de claro: ‘No hagas a nadie lo que tú aborreces’. ¡Anda, tío, hazle caso!
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