Tinieblas y tenebrarios en León

Ritos y elementos de la Semana Santa que a duras penas se mantienen en las iglesias de la provincia leonesa

Loli Rodil Osorio
17/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Interior del templo de Santa Marina la Real de la capital leonesa. | LOLI RODIL OSORIO
Interior del templo de Santa Marina la Real de la capital leonesa. | LOLI RODIL OSORIO
El Oficio de Tinieblas se llamaba de este modo por realizarse al oscurecer, cuando los templos estaban sin apenas luz. Se efectuaban en Semana Santa en todas las catedrales, parroquias, monasterios y conventos del mundo cristiano.

Consistía en el rezo de la liturgia de las Horas: Maitines, Laúdes, Vísperas, Completas… que, en los tres días de Semana Santa en vez de rezarlas una en la hora que correspondía, se anticipaba a la víspera de ese día por la tarde-noche. Cada uno de estos tres días tenía diferentes salmos y diferente número de éstos. Así el miércoles se cantaban 9, el Jueves Santo 14 y el Viernes Santo 10. Son tres jornadas en recuerdo de los tres días que Jesucristo permaneció en la tumba.

Todo el canto era en latín y tan solo lo entonaban los hombres. El cura, el sacristán y aquellos que supieran esta lengua, en conventos y catedrales eran muchos, pero en las parroquias rurales solo unos pocos.

Hay varias versiones referente a la fecha en que se suspendió el rito de las Tinieblas. Según algún estudioso de la liturgia antigua fue por un decreto que cambio la celebración de la Semana Santa y por ello dejaron de realizarse también éstas de forma oficial, sería el ‘Ritus Pontificale’, cuyo decreto es del 15 de febrero de 1957. Otras personas opinan que las Tinieblas llegaron hasta el Concilio Ecuménico Vaticano II, que comenzó el 11 de octubre de 1962 y finalizo el 8 de diciembre de 1965.Según una antigua tradición, en los días centrales (desde el jueves al sábado) de la Semana Santa no se podían tocar las campanas por ser metálicas. Eran los monaguillos quienes se encargaban de anunciar con carracas por las calles de los pueblos o ciudades el comienzo de los oficios. Aunque en las catedrales e iglesias importantes colocaban unos grandes matracones de madera en el campanario para que se pudiera escuchar desde más lejos el aviso del comienzo de esta liturgia.Una vez que estaban todos los fieles en el templo comenzaba el canto de las Tinieblas. Con todas las velas del tenebrario encendidas y colocado éste en la parte izquierda del altar. Entonaba el primer salmo el cura, a continuación, el monaguillo apagaba una vela de la parte de abajo comenzando por la parte izquierda. Cantaban el siguiente salmo los hombres del coro y apagaban la primera vela del lado derecho, así, sucesivamente hasta llegar a la vela número 14. El hecho de apagar poco a poco los cirios del triángulo, según el sentir popular, tiene el simbolismo de la dispersión de los discípulos del Señor.La vela central nunca se apagaba. Se cantaba el Miserere y el cura cogía este último cirio e iba con ella detrás del altar o a la sacristía y dejando la iglesia totalmente a oscuras. Los fieles, las personas del coro y sobre todo los niños hacia un ruido tremendo con carracas, matracas y toda clase de utensilios de madera, incluso dando patadas en el suelo, este estruendo es la interpretación del estrépito que se produjo a la muerte de Cristo. La oscuridad, en ese momento era total en los templos y los chiquillos aprovechaban para hacer alguna trastada, en muchos pueblos nos han contado, que como las mujeres estaban arrodilladas y las faldas arrastraban por los suelos de madera ellos clavaban con puntas sus ropas y cuando estas se iban a levantar no podían hacerlo, provocando el regocijo de los rapaces. La celebración del ritual de las Tinieblas duraba más de una hora, sobre todo la del día de Jueves Santo que era la más larga.

Para realizar la ceremonia se utilizaba un candelabro al que se denominaba y se denomina Tenebrario y al menos desde el siglo XVI tiene 15 velas. Aunque hubo un tiempo con diferente número de cirios. La utilización de tenebrarios se conoce desde el siglo VII.

Catorce de las velas estaba instituido que fueran de cera amarilla y la central, aquella que representa a la virgen, debía de ser de cera blanca.

Todo en este rito tenía un simbolismo. Así, se dice, aunque hay varias versiones sobre este tema, que once de las velas significan los apóstoles fieles a Jesús, otras tres son las tres Marías que acompañaron a Cristo en la Cruz: María Magdalena, hermana menor de Lázaro y Marta; María Salomé madre de Santiago Menor y Juan y María de Cleofás. La vela del centro y más alta correspondería a la virgen María.

Perduran gran cantidad de tenebrarios, sobre todo los más artísticos e importantes. De los que yo conozco, son todos triangulares, salvo uno en Omaña, otro en Cádiz y un tercero en Aveiro (Portugal) que tienen una forma redondeada. La inmensa mayoría son de madera. Unos están pintados, otros dorados con pan de oro o simplemente en el color natural de la madera con la que están confeccionados. Algunos, los menos, son de diferentes metales como ocurre con el de la Catedral de Sevilla, el del monasterio del Escorial, el de la Sagrada Familia de Barcelona o el de la Catedral de León. Los de los templos parroquiales, han desaparecido la mayoría de ellos o están a punto de hacerlo.

La cera de estas velas que se ponía en el tenebrario para realizar las Tinieblas, cuando se trataba de parroquias, era ésta quien la pagaba y hay cantidad de apuntes en los libros de ‘Fábrica’ en los que consta el gasto por este concepto todos los años. Como ejemplos, aunque se pueden citar muchos, en el libro de Fábrica de Valdesamario fondo 12.261. Viene en el año 1876 «tres libras de cera amarilla para el tenebrario 33, 25 reales» o en Bonella (Omaña) en su libro de fábrica fondo 3839 año 1879 «Cera para la iglesia y el tenebrario en Semana Santa 111 pesetas».

En la provincia de León, conservamos tenebrarios al menos, en los siguientes lugares: Catedral de Astorga, Catedral de León, Monasterio de San Isidoro de León, ermita de Manzaneda (convertido en un ramo), parroquia de Eslonza, parroquia de Burón, parroquia de Barrio de La Puente, parroquia de Campo de la Lomba, parroquia de Castro de la Lomba, parroquia de Caldemuela, parroquia de La Omañuela, parroquia de Lorenzana (se encuentra en el museo etnográfico del pueblo), parroquia de Murias de Ponjos, parroquia de Oseja de Sajambre, parroquia de Rodicol, parroquia de San Esteban de Nogales, parroquia de San Pedro de Montes, parroquia de Pinos, parroquia de Llamas de Cabrera, parroquia de Tabuyo del Monte, Tapia de la Ribera, parroquia de Valderas (en el museo del convento de Carmelitas que hubo en esta localidad), parroquia de Vieldes, parroquia de Villanueva de Omaña y parroquia de Villimer.

El Obispado de León tiene al menos uno que ha expuesto en varias ocasiones en la iglesia de Palat del Rey.

Desde el año 2005 aproximadamente, la cofradía del Santo Cristo del Desenclavo de León ha construido un tenebrario. Un coro de esta cofradía canta al anochecer el día de Jueves Santo junto con el párroco de Santa Marina la Real, don Félix Alvarado varios salmos y el Misere en este espléndido templo. Es, que yo sepa, el único lugar de la provincia de León donde se realiza de forma rigurosa el Oficio de Tinieblas. Eso si, de una forma muy abreviada.

Tinieblas, tenebrarios, carracas y matracas formaron parte durante siglos de la vida de nuestros antepasados durante la Semana Santa. En la actualidad solo las personas bastante mayores recuerdan haber asistido a esta celebración.

Sería deseable, que aunque ya no se utilicen para este Oficio, se restauraran algunos de los tenebrarios que están muy deteriorados.
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