dario-prieto.jpg

‘TikTok’ apaga las neuronas

12/06/2022
 Actualizado a 12/06/2022
Guardar
El agua moja y ‘TikTok’ es el peor sumidero de cieno de la humanidad. Pero, dejando a un lado las obviedades, es fascinante contemplar cómo la gente que antes hablaba sola ahora le habla a una pantalla. Peña cuyos problemas afectaban a un entorno bastante reducido ha encontrado un amplificador para extenderlos por todo el planeta.

Y eso que todo empezó de forma aparentemente inofensiva: una plataforma de vídeos para hacer bailecitos idiotas. Imposible tomársela en serio. En la prehistoria de esta red social hubo un ‘notas’ que subió una grabación echando la lagrimina al lado de su abuelo moribundo e intubado y a continuación colgó otra de él mismo bailando un reguetón sin camiseta.

Luego la cosa empezó a crecer y se empezaron a conocer los detalles, sobre todo que detrás del invento estaba China. Un país que controla y acota las redes sociales de manera que cualquier forma de disidencia o libertad queda suprimida. La propia arquitectura de la plataforma favorece la estulticia y el apagado de neuronas.

Se podría pensar que es el último capítulo en la degeneración de las redes sociales. Facebook es un cementerio de ‘boomers’ que nació para favorecer la coyunda y el ayuntamiento carnal. Twitter no sirve más que para la radicalización y la polarización. E Instagram es una droga malísima que lleva a la depresión. Pero lo de ‘TikTok’ es ya inenarrable. De toda la cochambre que circula en el resto de las redes, lo más infecto es en el 90 % de los casos capturas de pantalla de la plataforma china.

En los días previos a la llegada de la pandemia, ajenos al tsunami que estaba por llegar, la peña hacía bromas con esto. A la chavalería de entre 14 y 17 años se les llamaba, genéricamente, ‘tiktokers’, porque se presuponía que por su edad estarían todo el día ahí metidos. Ahora, la prueba para detectar que un famoso está embocando el pozo de la degeneración es que se abra una cuenta en el antiguo Musical.ly. Verbigracia, Sergio Ramos y todos aquellos deportistas o pseudocantantes que quieren tener una ventana desde la que compartir su verdad con el mundo.

El último capítulo de los desmanes ‘tiktokeros’ es la reciente noticia de que varias estrellas de la música se quejaban de que tenían que pasar más tiempo creando contenido chorra para la plataforma que haciendo música propiamente dicha. Dándole a una manivela denigrante, como el mono de feria que baila. Sólo que ahora, en vez de señores de pueblo con la frente sudada el público está compuesto por millennials viendo el móvil repantigados en el sofá.
Lo más leído