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Tía Eródita, asesora

26/01/2015
 Actualizado a 15/09/2019
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A tres meses de las elecciones municipales da qué pensar el poco movimiento político que hay ya no sólo en la ciudad sino en toda la provincia. En la capital parece claro que repetirá Emilio y que sus contricantes serán José Antonio Díez, Eduardo Sendino, Santi Ordóñez y, ojo, Sofía Delgado de Claro que Podemos. Pero está por ver quien quedará fuera de la lista popular después de las discrepancias entre algunos concejales, de la lista socialista, que aún le pesan los personalismos del pasado y hasta donde podrá llegar la nueva candidatura de Podemos, que si les sale bien la demostración de fuerza que Pablo Iglesias quiere hacer en Madrid, igual hasta vemos a Sofía en los plenos del próximo mandato.

Hasta ahí da qué hablar las elecciones municipales, sin que se esperen puñalas, ni conspiraciones, sin un triste Bruto ni rastro de los ‘idus de marzo’. Algo más de miga hay en la Diputación. Por la parte del PSOE, más que nada. A estas alturas de la película no está claro quien podría ser el próximo ‘rey’ del Palacio de los Guzmanes en caso de que los socialistas estuvieran en disposición de poner a uno de los suyos. Parece que no se lo creen ni ellos, qué habrá que ver las carreras como suene la flauta...

Lo cierto es que, salvo los que están marcados, no hay candidatos para las quinielas, nadie se sale del guión, nadie da una voz más alta que otra y parece que estén todos cuzeando detrás de la sebe, cruzando los pasillos arrimados a las paredes. Consta que una mayoría abre el periódico por estas páginas no sea que los retrate La Negrilla o a algún columnista se le escape lo de aquella juerga. Algunos hacen como los del chiste, «buenos días concejal», y te responden «qué papeles, ni qué papeles». No hay que generalizar, pero para evitar que se les meta en este saco los políticos deberían pasar del Arriolato y que les asesorara la tía Eródita de mi pueblo, que defiende que «no hay pan sin afán, voces no son razones, la verdad y la mocita desnuditas y la mejor almohada, una conciencia tranquila». Y qué razón tiene.
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