05/09/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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El atentado de Barcelona se veía venir por diferentes vertientes y anunciado de forma reiterada por los tétricos portavoces del Isis en sus panfletos con el templo de la Sagrada Familia como objetivo principal.

No les salió del todo porque la masacre era más sonada y además perpetrada por ‘vecinos’ de Marruecos que campaban a sus anchas en un chalet ‘okupado’ , debidamente ‘instruidos’ por un imán que había estado en la cárcel y que tenía libertad de movimientos, además de ser ‘niñatos’ nacidos y atendidos en nuestros hospitales, atendidos en nuestras aulas educativas y sostenidos con subvenciones municipales como es habitual.

La ciudadanía barcelonesa y de otras provincias, de visita ese día, y los turistas reaccionaron magníficamente, con excepciones que siempre las hay, los servicios de emergencia ejemplares, como siempre lo hacen, y los sanitarios a la altura que les corresponde con abnegación y en silencio.

De todo lo demás, la parte institucional y de vigilancia, salvo honrosas excepciones, los ciudadanos normales, hastiados ya de tanto arribista y político egoísta, tenemos que ponerles un suspenso.

A los ‘vigilantes políticos nacionalistas’ por no detectar en la explosión de Alcanar lo que significaba encontrar el nido de estos pájaros de cuenta que viven en un país de acogida que les mima demasiado. También por dejar suelto al sujeto que había estado en la cárcel por posesión de drogas y en contacto con elementos del 11 M. Como no, por dejar escapar al conductor del vehículo que hizo la masacre de Las Ramblas y apareció a 50 km de Barcelona después de haber matado a otro joven y llevarse su vehículo y herir a un agente de policía. Menos mal que en Cambrils hubo alguien que se deshizo de los criminales que intentaban repetir la hazaña de Barcelona y casi lo consiguen.

Por supuesto que las fuerzas de seguridad son las únicas que se salvan aunque sin sus mandos políticos que han tenido un comportamiento arribista y poco ético. Nos referimos a los independentistas naturalmente.

Aquí , como siempre, hay un ‘pagano’, la ciudadanía, el pueblo que paga impuestos y que ya está harto de tanto conformismo y buenismo que dimana de todas las fuerzas políticas sin exclusión.

Porque ¿ quién ha dimitido de sus cargos en estas horas después de este atentado?

Nadie, todos atornillados al cargo , al sillón y al sueldazo.

El espectáculo nacionalista ha sido bochornoso hurtando información y arrogándose un protagonismo digno de una república de chiste y basándose en una tragedia gestionada irregularmente.

En el otro lado, un Gobierno que ido gestionar que no ha sabido gestionar este lamentable hecho con celeridad y cumpliendo los protocolos de seguridad en esta materia , dejando que se ningunee a los europeos de seguridad estatales y dando la sensación de que existe un ‘estado aparte en Cataluña’.

Urge que se restablezca la colaboración necesaria entre todas las instituciones del Estado y que aquellos que no las cumplan se vean ante la Justicia. Un Estado democrático no puede estar a merced de locos terroristas y además tener una clase política de vacaciones y peleada.

Gracias a los hados y a la chapucería de estos descerebrados no estamos lamentando una desgracia de magnitud mucho más grande a juzgar por las intenciones que tenían de arrasar Barcelona, por lo que las luchas intestinas de estos nacionalistas de tres al cuarto y de algunos políticos de medio pelo se nos antojan denunciables por traición a los principios básicos de una ciudadanía democrática que se debate diariamente entre sostener este entramado con su trabajo diario sacrificado.

¡Así que a la tarea! Póngase de acuerdo rápidamente para que nos dejemos de controversias y dislates y plantemos cara a toda esta pandilla de apátridas y asesinos… y el que no esté de acuerdo que tome la puerta de salida porque en España deseamos la paz y la concordia… y un Código de Justicia que controle las ‘okupaciones’ y los dislates que hacen muchas Administraciones y ‘señores del Poder’. ¡Ah! Sin olvidar que hay un Banco que no denunció la ‘okupación’ de ese chalet y se oculta esa información.
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