21/05/2020
 Actualizado a 21/05/2020
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Cuentan las leyendas de redes sociales y los mitos de hemeroteca que Pablo Iglesias y los que quedaron de los suyos solo querían conquistar el cielo del Gobierno para destruir por imperfecto, monárquico y capitalista nuestro sistema democrático del 78. Así lo profetizaba el mesías de la coleta en sus checas de universidad cuando hablaba de casta antes de ser el privilegiado de Galapagar, cuando ansiaba escraches que no eran a la puerta de su casa y cuando insultaba a la policía para después colarse por la gatera del BOE en el CNI. Ya nadie sabe si el profeta del nuevo despotismo ilustrado neocomunista es solo un farsante o el anticristo ateo y republicano. Escribirán los libros de Historia que a la etapa del desgaste por corrupción de las instituciones le siguió una demolición controlada del Estado, un derribo sobre sí mismo como los rascacielos que dinamitan por aluminosis. Podemos quería gobernar para ir mordisqueando sin hacer demasiado ruido (por eso ahora solo susurran) los pilares de la democracia española y encontró la simbiosis perfecta en Pedro Sánchez. Este nuevo PSOE que solo busca mantenerse el poder, que nunca mira los precios, es el aliado ideal para resguardar a las termitas. En cinco meses de Gobierno de coalición, tres de ellos en la extraordinaria gravedad de la crisis del coronavirus, han temblado de pánico los cimientos. Pervertida la independencia judicial a través de la Fiscalía General del Estado, arrinconado el Rey en la Zarzuela, amenazada la prensa, investigada la disidencia en redes sociales, acotado el control del Congreso de los Diputados en estado de alarma y limitadas sin fecha las libertades. Regalando la cartera sin presupuestos, enfrentando a las autonomías y politizados los expertos anónimos que otorgan reválidas de fase. El último mordisco es la degradación del CIS para inventar su leal opinión pública. Tezanos presumiendo de carnet del PSOE en sede parlamentaria es Sabina colchonero arbitrando una final en el Wanda.

Ciudadanos ha entrado otros quince días por chicuelinas a la muleta de Sánchez, el PP es una inútil oposición gruñona y Vox (condenado al ostracismo extremista) intenta abanderar las calles. Quebrada la derecha la falsa izquierda carcome sin descanso. No les veríamos reírse si usaran mascarilla.
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