31/05/2016
 Actualizado a 13/09/2019
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Imaginemos que el veintiséis de junio se repiten los resultados del pasado veinte de diciembre y que cada votante sigue depositando en las urnas el voto al mismo partido que en los últimos comicios. En este caso pueden ocurrir dos cosas: que los políticos decidan también seguir con la misma actitud y haya que volver a convocar elecciones o que, finalmente, hagan lo posible por dialogar y pactar para que España deje de ser ingobernable.

Otra solución, por parte de los electores, para salir de este atolladero sería cambiar el sentido del voto, buscando el llamado voto útil, renunciando a los nuevos experimentos. De alguna manera podría traducirse en volver al bipartidismo. Cierto que determinados vicios del bipartidismo pueden atenuarse mediante la existencia de un partido bisagra. En su día este papel lo desempeñaron, no sin cobrar peaje, vascos y catalanes. Parecía después que esta tarea le iba a tocar liderarla, tras el radicalismo de los independentistas, a Rosa Díez; pero la irrupción significativa de Iglesias y Rivera desplazó a Rosa, contribuyendo a fragmentar aún más el espectro político.

Aunque siempre tendemos a echar la culpa de todo a los políticos, lo cierto es que son los ciudadanos los que con sus votos provocan situaciones como la que ahora estamos viviendo. La raíz de todo está en la falta de unidad o en la división en que se encuentran los españoles, y no solo en el fútbol. Y, si profundizamos un poco en las causas de estas divergencias, veremos que detrás están poderosos medios de comunicación, cada cual con su clientela fija. Depende mucho de qué periódicos se leen, qué emisoras de radio se escuchan o qué cadenas de televisión se ven, a la hora de formarse un criterio los electores.

La pregunta que muchos nos hacemos, y no sin razón, es, si tras otro posible fracaso, tendrá que haber unas terceras elecciones. Sería esperpéntico y nefasto, pero no es imposible. La respuesta dependerá fundamentalmente de si se acepta o no que gane el partido que gane las elecciones, aunque sea por minoría. Ahora bien, sinos atenemos a las encuestas, ganará el Partido Popular; pero, dado que para algunos cualquier cosa es buena menos que gobierne Rajoy, como si fuera lo peor de lo peor, ya no valdrá eso de que gobierne el que más escaños saque. O sea, que habría que volver a las urnas por tercera vez, con todo lo que eso supone de desgaste para la imagen de España. Entonces, ¿quién sería el culpable? El mismo que ahora y que, presumiblemente, ya no ‘tripitiría’ como candidato.
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