Tener mocos y jugar al escondite

08/03/2022
 Actualizado a 08/03/2022
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Mantenía El Lugareño, de nombre comercial Braulio, que «las únicas obligaciones que la Unesco reconoce a los niños son:Ser trastos, tener mocos y jugar al escondite».

– ¿E ir a la escuela?

– Eso ya no es una obligación, eso es que ya no te queda más remedio.

Y pocas sentencias del citado Lugareño no van cargadas de razón. A la de los mocos parece que le tenía mucha fe pues también manejaba otro dicho:«Ni un guaje sin mocos ni un paisano sin navaja», que se lo tuvo que decir a la Guardia Civil cuando se la querían incautar porque excedía de una medida tan exacta como es «los cuatro dedos de la mano; todos menos el gordo». Y les añadía argumentos a sus dudas: «No me aparto que sobrepase los cuatro dedos suyos, señor guardia, pero si medimos por los cuatro dedos de mi amigo El Morrosco, la navaja de Curro Jiménez es de juguete». Añadió explicaciones que aclaraban que un paisano en el monte sin navaja «ni puede cortar una vara, ni los cachos de chorizo, ni el pan con el que se come, ni abrir una lata de sardinas, ni sacar el corcho del vino... es decir, no puede hacer nada».

Si le preguntabas que cómo acabó la historia metía la mano en el bolso, sacaba la navaja y decía: «Aquí la traigo todavía».

A ver quién le dice nada al guaje que mientras su compañero calienta él juega al escondite, como es su obligación. Si la del paisano es entrenar... «ese tema es muy otro», que decía Ataulfo cuando le preguntaban si trabajaba.
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