Tener la opción de elegir

Dónde vivir es una elección y mientras haya personas que se decanten por el mundo rural éste tiene esperanza. La despoblación es dura de combatir, pero lo que verdaderamente coarta la libertad es la falta de apoyos.

Hoy por hoy decantarse por la vida en un pueblo está visto casi como una osadía, pero valientes hay muchos
02/07/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Otra vez toca hablar de despoblación. En este caso de quienes contribuyen a luchar contra ella. Son mujeres, jóvenes, decididas y saben lo que quieren y, aunque les cueste, lo pelean. Bien es cierto que, el de la despoblación, no es un problema fácil de combatir. Se nos fue de las manos hace mucho tiempo y revertir ahora la situación es complicado, pero mientras haya personas que eligen los pueblos para vivir, habrá esperanza para ellos. Una decena de mujeres cuentan hoy en este periódico su apuesta por el medio rural, montaron sus negocios, y su vida, en Santa María del Páramo así que saben de lo que hablan, de cómo todo parecen ayudas para contribuir a dinamizar la vida en el mundo rural, pero luego nada es lo que parece. Ahí es donde deben estar las administraciones, esas que se vanaglorian de firmar convenios y declaraciones institucionales, en tomar nota de lo que necesitan quienes depositan su interés por establecerse en los pueblos. Un problema de tal calado no va a desaparecer de la noche a la mañana, pero sí parece importante tomar medidas eficaces y que realmente contribuyan a atraer población. Estas diez mujeres han puesto su granito de arena, un buen comienzo para hacer una montaña. Hoy por hoy decantarse por la vida en un pueblo está visto casi como una osadía, pero como valientes hay muchos, ¿por qué no ponerles los medios para que contribuyan a luchar en primera línea contra un problema de todos?
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