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Telejuicios, la nueva forma de impartir justicia

23/06/2020
 Actualizado a 23/06/2020
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Corría el año 2003, cuando asistía en la Universidad de Salamanca a las IV Jornadas sobre Derecho e Informática, centradas ese año en el entonces nuevo marco legal del comercio electrónico. Diecisiete años atrás, la cuestión era especialmente novedosa y, diecisiete años después, a nadie escapa que aquella forma de comercio frente a la que muchos nos manteníamos escépticos, es hoy una arista más de la propia idiosincrasia que las nuevas tecnologías han implantado en nuestro país. No en vano, en los meses de confinamiento las ventas online se dispararon de forma espectacular y no puede negarse que la crisis sanitaria nos obligó a convivir con una realidad impuesta, adaptándonos a ella y cambiando nuestras preferencias en el consumo.

El covid-19 se ha postulado, si me permiten, como el virus del cambio, y por la parte que me toca y que estamos viviendo ya, no resulta baladí cuestionarnos cuáles serán sus secuelas en el ámbito de la justicia. Obvio que la mayor consecuencia es el colapso que ya están sufriendo los juzgados, aunque si me apuran, no se trata ésta de una cuestión que haya originado el virus, dando al traste con el ordinario funcionamiento de nuestros tribunales, pues la dolencia es endémica y viene de atrás...

En cualquier caso, el Ministerio de Justicia ha apelado a las nuevas tecnologías como baluarte salvador frente a ese colapso, estableciendo la celebración de juicios, comparecencias y declaraciones preferentemente por vía telemática. No cabe duda que los juicios telemáticos han llegado con el virus, pero me pregunto…¿han venido para quedarse?, ¿es éste el inicio de una nueva forma de entender la justicia?

Al igual que me ocurrió en 2003 con el comercio electrónico, permítanme mantenerme, no escéptica ahora, pero sí cuanto menos un poco cautelosa y no demasiado entusiasta con la nueva puesta en escena. No es que una no se defienda con las nuevas tecnologías, gracias a Dios tengo buena capacidad de adaptación, quizá esa de la que carecieron nuestros juzgados para teletrabajar con normalidad en el confinamiento, sino que, lo que me ocurre es que, no suelo ser muy fanática de los cambios sin garantías…

Cuando allá por el 2003 yo exploraba ese por entonces nuevo marco legal del comercio electrónico, se implantó también en nuestro país el sistema de videoconferencia para algunas actuaciones judiciales. Así, tras la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial, su artículo 229 dejó regulada la excepcional y subsidiaria forma de practicar las declaraciones, interrogatorios, testimonios y periciales, a través de videoconferencia, en lugar de ante el juez o tribunal, con presencia de las partes y en audiencia pública. La excepcionalidad, venía respaldada hasta ahora por el respeto a los principios de oralidad, inmediación, concentración y publicidad que rigen el proceso, por lo que ahora me pregunto, ¿dónde irán a parar esos principios en la sala virtual que se avecina?

Con la implementación de las medias aprobadas no se trata ya de incorporar medios telemáticos a una vista presencial como se venía haciendo hasta ahora, sino que la realidad es otra: una auténtica celebración virtual de las actuaciones, en las que el juez, los abogados, testigos y peritos nos incorporamos al juicio desde diferentes ubicaciones. Ante ello, no son pocas las voces, incluso de jueces, que se han alzado ya, apuntando que la celebración virtual limita la interacción personal, aleja al tribunal del material probatorio y reduce los principios que conforman la idea del juicio justo hasta hacerlo prácticamente irreconocible.

La situación dejada por el virus ya es de por sí irreconocible si la comparamos con la realidad que vivíamos hace unos meses y, no cabe duda que esta nueva realidad está haciendo que mucho, por no decir casi todo, esté cambiando en nuestro entorno. Dentro de ese cambio el Ministerio de Justicia ha apostado por los juicios telemáticos y, dentro de esa apuesta publicó el viernes pasado una guía de directrices organizativas, técnicas y jurídicas para garantizar su viabilidad y el respeto de los derechos de todas las partes. Por el momento, y hasta el 29 de junio en que este Despacho tiene la primera actuación virtual (todavía me suena la cosa a chino y ojo que no es por eso del virus…), una servidora se mantiene abierta a los cambios pero temerosa de que esto sea el inicio de un cambio de paradigma en el modo de impartir justicia, alejado a la realidad de la misma.
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