24/11/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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Nos ha vuelto a pasar. Hace un mes fue Halloween y ahora toca Black Friday. Y vamos a ver cuanto tardamos en celebrar en Ancares, en Babia o en el Páramo el día de Acción de Gracias, pero llamándole Thanksgiving, para que mole más.

Supongo que igual que sucumbimos a las calabazas y a las brujas, hoy toca sucumbir al día de los superdescuentos, un bombazo americano del que he encontrado en sólo, un clic, cuatro versiones distintas sobre su origen. Desde la histórica de la venta de esclavos negros después de la campaña de cosechas, pasando por no se qué bancarrota de la bolsa de Wall Street, hasta un caótico viernes en las calles de Nueva York porque empezaba la temporada navideña de compras y todo el mundo salió a la calle como loco preparando un sindiós de narices. A nosotros en España que más nos da. Si podemos comprarnos una tele nueva por 200 euros menos, que venga la tradición de donde quiera, que la recibimos con las carteras abiertas. Aunque luego no tengamos ni donde poner la tele, porque ni falta que nos hacía, pero como nos salía por 200 euros menos.

Alguno igual se arrepiente del gasto, sin más consecuencias trágicas. Pero por si la cosa se pone más seria, para advertir de descontroles poco adecuados, la Policía ha lanzado incluso unas recomendaciones a los ciudadanos de billete ligero, para evitar que el Black Friday se convierta en un Black Fraude y alguno se quede sin Navidad, con la tontería.

Pero los comerciantes necesitan quenos rasquemos los bolsillos para que la ciudad vaya bien, y entonces ya no sabe una si hacer caso a la Policía, la los comerciantes, a los instintos o a la cuenta corriente.

En algunos de nuestros organismos públicos, bien podían aprovechar las gangas del Black Friday para renovar sus mobiliarios, que a algunos sí que les hace falta, no como a mí la tele nueva.Las oficinas del centro de Inspección Médica en Ponferradaparecen sacadas de una peli de Pajares y Esteso, el dispensador de los números de turnos de la pescadería de mi pueblo hace 20 años era más moderno que el de la ventanilla única de las oficinas bercianas de la Junta de Castilla y León. Yen el Ayuntamiento de Ponferrada quizás es que llevan desde enero a la espera del Black Friday, porquefalta un mes para que acabe 2017 y aún no han aprobado el presupuesto para gastarse en estos doce meses de los que ya sólo queda uno.

Yo, que en un alto porcentaje de veces ni siquiera estoy de acuerdo con mi propia opinión, esperaré a ver con que pie me levanto este friday para ver si me voy a primera hora a por la tele nueva, a ver si en ella se ven las cosas un poco menos black.
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