Tazas de debates

07/05/2019
 Actualizado a 08/09/2019
Guardar
Llega el tiempo roto para romper los tiempos del contrincante político. Hay que encajar el mensaje antes, o más alto, o menos claro, o más cercano, o más atractivo o mejor vendido. Hay que llegar y pronto, porque son las palabras que compran cuatro años y cuando se cuelga el cartel de vendido…ya no hay más que decir. Es la tienda de campaña que está que lo tira y que comienza en Ponferrada sin demasiada parada reflexiva. De momento, movimientos reflejos casi y chascarrillos a destiempo. Todo adornado por unos debates políticos que empiezan a dejar ver lo poco que sabemos de poner manteles largos. Once alcaldables, de los que se amordaza a los que están fuera del ruedo. Aunque quieren entrar, la puerta está cerrada por dentro y parece que su discurso tiene que mantenerse en segundo plano. Es la cantera de los alevines, que, por mucho que corran, hasta que no sean titulares, todo gol queda fuera del marcador. Al final son ocho los que debaten en el primer encuentro para hacerlo. Del verbo debatir creo: «Discutir dos o más personas sobre uno o varios temas exponiendo sus ideas y defendiendo sus opiniones e intereses». Y digo creo porque los monólogos separados por mamparas de mimo no hacen escalera en el argumentario a no ser que vaya sin café. Descafeinado: «Que le faltan cualidades esenciales o las ha perdido y resulta poco genuino o auténtico». Entonces sí, estamos a salvo. Vamos a llenar tazas y tazas de debates que, aunque no pasen del roce, no nos quitarán el sueño electoral.
Lo más leído