Taxímetro

04/10/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Aún recuerdo aquellos taxis en los que tenían que bajar la banderilla una vez montado en ellos para que corriera el tiempo y la distancia a realizar, pero de esto muy poca gente se acuerda ya que el aparato fue evolucionando hasta acostumbrarnos al nuevo dispositivo digital. Gracias al GPS los exámenes para obtener una licencia de taxi se hizo mucho más sencilla, antes tenían que aprenderse el nombre y ubicación de todas las calles de la población donde iban a ejercer esta profesión, claro que, cuanto mayor era la ciudad más tenían que estudiar. El taxi vive uno de sus peores momentos y es precisamente por esto que estoy hablando de evolución, ya no solo del taxímetro, sino de las preferencias del consumidor, la globalización y las nuevas tecnologías. Para entender todo esto un poco mejor, he hablado con las dos partes y tengo que decir que son igual de válidas en cuanto a sus intereses. Miren ustedes, durante muchos años y de forma paralela he hecho periodismo, comunicación y fotografía, aunque de esta última es de la que me hubiese gustado ganarme los cuartos, vivir de ella, pero al igual que al taxi mi sueño se truncó hace tiempo. La fotografía ahora está a disposición de cualquier mortal que disponga de una cámara en su teléfono o adquiera un nuevo modelo de las actuales cámaras fotográficas, ya que las nuevas tecnologías permiten realizar fotografías de muy buena calidad con simplemente dos configuraciones dentro del dispositivo, aunque tengo que añadir que el fotógrafo siempre va a obtener mejores resultados, pero las preferencias del consumidor son otras. Ante la circunstancia siempre tuve un plan b y la reinvención ha sido clave para mi desarrollo profesional, donde las nuevas tecnologías en mi caso han sido más que un gran aliado. Yo también tenía una familia a la que alimentar, también tenía que pagar mis impuestos y por supuesto también tenía que salir a la calle a buscar mis clientes. Ahora bien, que cada uno saque sus propias conclusiones, yo tengo las mías y a día de hoy ya no quiero coger un taxi, la facilidad que me aporta un VTC a la hora de saber lo que me va a costar el trayecto antes de cogerlo y la forma de pago en la que no hace falta que lleve dinero encima, la amabilidad del conductor y el coche que viene a recogerme hacen que me decante por este nuevo modelo de negocio. Al taxista de toda la vida no le queda otra que reinventarse, adaptarse a las nuevas circunstancias o apartarse. ¡He dicho taxímetro!, quería decir ¡teléfono móvil!
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