07/07/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Hace mucho, cuando muy pocos llevaban tatuajes, yo estaba empeñada como fuera en hacerme un tatuaje. Mi madre me dijo que si me lo pagaba yo, que sí, que fuese ahorrando… como el que dice… sí, Josefa, sí.Yo empecé a meter monedas y billetines a la hucha, pero de vez en cuando hacía como el Gobierno con la reserva de las pensiones, que sacaba un poco para salir a tomar algo, otro poco para comprarme un antojo, y así un largo etcétera y etcétera.Nunca me hice el tatuaje porque nunca ahorré lo suficiente. Y cuando empezaron a estar al alcance de todo el mundo, ya no me gustaban. Menos mal, porque a parte de que no me pegaba ni con cola, yo me había empeñado en grabarme una frase filosófica moderna de la que ya ni me acuerdo, pero con la que seguramente hoy ya no estaría de acuerdo.

Me acordé de mi proyecto frustrado de tatuaje hace unos días en la fiesta templaria de Ponferrada, donde vi a unos templarios hablando de cosas templarias, diciendo lemas templarios, con tatuajes templarios y bebiendo unas coca colas templarias al lado del castillo. Me apeteció preguntarles qué es eso de la ‘Quiebra de Luna’, que el año pasado alguien se inventó en Ponferrada y que este año ya se ha convertido en tradicional de la fiesta templaria. Es que lo he buscado en libros de templarios y no encuentro nada. Y si lo busco en Google, solo me sale la tradición de dos años atrás en Ponferrada y noticias de escaparates rotos.

No les pregunté nada porque me bloqueé con los tatuajes templarios de lemas en latín y me di cuenta que, aunque para mucha gente la Noche Templariaes sólo algo así como una fiesta de disfraces, hay otra mucha que lo viven con el alma y con la piel, como los de los tatuajes de «Non nobis domine, non nobis…» y otras palabras que ya se le metían debajo de la capa.

Como digo, eso me recordó mi escasa determinación a la hora de afrontar según que retos. En concreto, los retos que tengan que ver con agujas de tinta que te barrenen la piel.

Ahora cada vez que intento llenaruna hucha para algún que otro proyecto personal de similar calado, me sigue pasando como al Gobierno. Que cada poco tengo que ir sacando para cubrir algún agujerillo y no hay manera. Me resulta muy raro tener tantas cosas en común con Gobierno, pero por el bien general, le deseo al Gobierno más éxito con los planes de sus huchas, del que tengo yo con los míos. Por eso ya he pensado en otro plan que no necesita hucha: crear un jardín vertical aprovechando un palé de una obra y macetasviejas. Me estoy guiando por una foto que vi en una revista de decoración de casas de campo de gente rica. Por el momento, cualquier parecido con el modelo es pura coincidencia.
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