Tapices en Astorga

Felipe V funda en Madrid la Real Fábrica de Tapices en 1721 –así se indica en su página web–, poco después de los Tratados de Utrecht que, en 1713, pondrían fin junto con otros acuerdos posteriores a la Guerra de Sucesión Española. Eso supondría, entre otras cosas, el reconocimiento del primer Borbón en el trono español –con los importantes cambios que conllevó– y que los Países Bajos españoles quedaran en manos de quien le había disputado el trono a este, el ya emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico.

No pasará mucho tiempo para que dejen de llegar tapices flamencos a España –en 1719, atendiendo de nuevo a la web– lo que, a la postre, será una de las razones que llevarán al monarca a instituir la manufactura real, cuyos trabajos serán al principio dirigidos por la familia de artesanos flamencos Vandergoten.

La Real Fábrica de Tapices –aún hoy en funcionamiento– cumple, pues, trescientos años y, entre sus actos conmemorativos, Astorga acoge en el claustro del seminario diocesano una exposición que puedes visitar hasta el próximo martes, 7 de septiembre.

La muestra, que no se tarda demasiado en recorrer, explica la elaboración de los tapices, desde las fases de dibujo –que culminan con el ‘cartón’, modelo a tamaño real– hasta su confección, un meticuloso proceso que, en esencia, consiste en hacer nudos –bien el ‘nudo turco’, bien el ‘nudo español’– con lanas de colores utilizando para ello un telar, sea este de alto o de bajo lizo. Y allí puedes ver una treintena de piezas –a mí me sorprendió especialmente un tapiz diseñado por Ágatha Ruiz de la Prada, tal vez por lo inesperado de su estilo–, incluido un telar de alto lizo.

La exposición –que también recoge otras labores de la real fábrica, como la realización de reposteros y la conservación y restauración de tejidos históricos– se completa con un espacio dedicado a la familia Nistal, saga de artesanos astorganos dedicada al oficio, con algunas de sus creaciones y un vídeo explicativo de su trabajo.