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Tanto cuento y molocotón

19/11/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, sobre todo si ya oscureció, porque como dicen las películas todo puede ser utilizado en tu contra. De hecho lo es.

Cuando Basilio el de Basilio, de los nietos del Tío Basilio, emigró a Europa tardó en volver pero escribía cartas sobre la eminencia que en Europa era el que llamaban Basilín, para distinguirlo, pero que en Europa (sin concretar más, que no hace falta en un pueblo donde te dicen que «si vas a Madrid vete a la fonda de los de Clementón, que está según entras a mano derecha») creo que le trataban de usted, a Basilín, pues contaban en las cartas que no solo era Ingeniero, lo era además de Caminos, Canales y Puertos, todo de una vez. Tanto se habló del hecho que cuando por fin vino ya se decía en el bar: «Ya está ahí El Trifásico».

– ¿Qué Trifásico?

– Basilín el del Basilio de los de la familia del Tío Basilio.

Hay que tener mucho cuidado. Ahora la visión moderna de los bares son los correctores y traductores de Google, que te crucifican. Yo no puedo volver a Astorga porque le doy a ‘Venga’ y cada vez que pongo maragatos él me lo convierte en amargaos, para lo que no tengo datos. Pero hoy me dio por averiguar quién era el jato leonés de Marta Rovira, un tal Preseguer, y como no hablo catalán ni en la intimidad le di a ‘vale’ y empieza el texto: Raúl el melocotonero.

Así no sacamos adelante el prusés, ¿hermano de Paquito el chocolatero?
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