Táctica infalible

Cuando algo no me sale como espero, suelo intentar arreglarlo con mi táctica infalible: rallarle queso parmesano por encima. De repente, un mal o mediocre resultado seconvierte en casi una delicatessen. Tanto en la cocina, como en la vida en general.

Me dice Pepito Grillo que mi estrategia es muy cutre y que además se parece mucho a la que usa un presidente de gobierno para solucionar los problemas.Y yo me ofendo, porque eso no es verdad. Rallar parmesano por encima va un paso más allá de lo que hace tal presidente. Podía quedarme mirando mi insulsa obra esperando a que se convierta ella sola en propuesta ‘gourmet’, como suele hacer el presidente. Pero yo no me quedo de brazos cruzados, no. Actúo con rotundidad y firmeza. Y voy y rallo parmesano por encima de lo que sea. Da igual si es una lasaña, un caldo de berzas, el examen de inglés o la declaración de la renta. Y se lo echo en cara al Grillo y me río en voz alta con una mezcla de orgullo y maldad, hasta que caigo en la cuenta que estoy interactuando con un insecto con chistera y frac que, encima, no existe.

Estos días he observado la reacción de dos políticos locales de dos instituciones distintas, responder dela misma manera a un pregunta sobre algo que no se esperaban ni tenían la más remota idea. De ambos, la misma respuesta: «Se estudiará». Da igual que sea sobre construir un centro de día, que sobrefinanciar a los agricultores afectados por las heladas.Y concluyo que «Se estudiará» es una mezcla de dos tácticas sublimes: la mía y la del presidente.