Tacones lejanos

En cuanto vi esta imagen pensé que sería ideal para una «A la contra» de las que firman en comandita Mauricio y Fulgencio (el mejor tándem desde Lennon/McCartney, pero en cazurro). Con ayuda de mi cámara y de mi sobrina Sara, que fue la primera que vio los zapatos, he intentado remedar la fotografía que el maestro Mauri haría con su ojo avizor, pero no pretendo acercarme, ni de lejos, al jugo que le sacaría el tío Ful. Seguramente le daría pie, nunca mejor dicho, para hablar del Grupo de Filósofos Sin Obra Publicada y de un R-12 amarillo -que no recuerdo ahora si pertenece a Farraperas, a Cuatropadres, al Tumbao, a Mediagorra o a Mesiapraos-, que tiene querencia por los bares de luces coloradas con señoritas que fuman; pero, conociéndolo, también podría escribir sobre activismo feminista o sobre pactos políticos, vete tú a saber. Por eso, ni lo intento.

A Sara y a mí nos quedó la duda de si la portadora de esos atigrados y aguerridos zapatos, a la que podemos llamar con toda propiedad "La Tacones", los dejó colgados ahí harta de ellos después de una noche de farra, y había continuado la juerga bailoteando descalza cual La Chunga; o si, por el contrario, los había colocado con primoroso cuidado a modo de despedida antes de tirarse a la ría por un despecho de amor.

Vamos a dejarlo en que esto es solamente una postal que les envío desde Cudillero (saludos a Arturo, de La Parra), a Mauri y a Ful, ahora que están de vacaciones, como pequeño homenaje a las más de doscientas contraportadas que ellos se inventan y nos regalan cada año. Se la dedico a ambos, con un abrazo y una canción. Con tanto taconeo, no se me ocurre otra mejor que la versión que Luz Casal hizo de "Un año de amor", incluida en la película de Almodóvar "Tacones lejanos".

Luz Casal: ¡Un año de amor!’. Hispavox, 1991 .