Susana Sheiman: "Yo no puedo cantar con quien no puedo comer"

La cantante madrileña Susana Sheiman, al frente del grupo Open Gate, participa este viernes en el Festival de Jazz ‘Cuna del Parlamentarismo’, que tiene como escenario el claustro de San Isidoro

Emilio L. Castellanos
21/07/2017
 Actualizado a 19/09/2019
La cantante Susana Sheiman protagoniza con el grupo Open Gate el segundo concierto del Festival de Jazz ‘Cuna del Parlamentarismo’. | LILI BONMATI
La cantante Susana Sheiman protagoniza con el grupo Open Gate el segundo concierto del Festival de Jazz ‘Cuna del Parlamentarismo’. | LILI BONMATI
El entrevistador le suelta de sopetón: «¿La voz es un instrumento más?». Y ella, con la seguridad de que ha hecho gala durante toda la conversación, no lo duda: «Sí». Luego, lo concreta un poco más: «Sólo nos diferenciamos en una cosa con respecto a los demás músicos: nosotros, los cantantes, manejamos un texto que, al compartirlo con la audiencia de una manera dramática, nos permite contar una historia. Me gusta sentirme un instrumento más dentro de la formación, cantar para todo el mundo, también para quien no me ve, y así llegar mucho más lejos». Susana Sheiman sabe muy bien de qué habla. La madrileña lleva toda su vida entregada a su vocación como cantante, tal y como desvela una biografía abundante en detalles que encuentra en la música negra, principalmente el gospel, el jazz y el soul, su principal eje, «emocionalmente es lo que más me llena», y en su relación con el público una insobornable seña de identidad. «Llevo ya muchos años sobre un escenario y jamás me he sentido incómoda en él. Creo que uno ha de ser en el escenario como lo es también fuera de él porque si no el público nota que no eres tú y que simplemente eres un simple artificio de ti mismo. Yo soy siempre tal cual y eso el público lo agradece».

Cuando Susana se afincó en Barcelona en 2004, recién comenzada la treintena, ella disfrutaba ya de una trayectoria amplia y solvente que había ido cuajando y solidificando en su ciudad natal, en Madrid, donde su nombre disfrutaba ya de brillo. Aun así, atraída por el runrún que le llegaba de Barcelona, decidió establecerse y consolidar el compromiso que con el jazz ya había iniciado en tierras madrileñas. Desde entonces, su carrera se dilata y dilata y se abre a colaboraciones con músicos de indiscutible ascendente (como Frank Wess, Jesse Davis, Nicholas Payton o Ignasi Terraza, entre otros), además de concretarse con varias grabaciones (la última, ‘A day in Barcelona’, con la big band del italiano Duccio Bertini), numerosas participaciones en festivales y proyectos tan variados como ‘Homenaje a Duke Ellington’ o ‘Remembering Ella’. Open Gate es, también, uno de los empeños más personales de Susana Sheilman. En su seno se refugia la versatilidad de una cantante que hace frente, con el subrayado de músicos tan eficaces como comprometidos con la idea, a un repertorio instruido en la variedad y donde se depositan y recrean algunos clásicos musicales. ‘Open Gate’ conoció en 2015 una traducción discográfica que servía (y sirve) como tarjeta de presentación de una propuesta que en directo se enriquece gracias a la relación con el público. «Si el público se hace latente, nosotros siempre vamos a ir hacia él. Nos movemos según sea la vibración que recibamos. Es nuestro guía. Nos encanta seguir al público porque acaba produciéndose magia sobre el escenario, y eso es lo más bonito».

El II Festival de Jazz ‘Cuna del Parlamentarismo’ acoge este viernes, a las 22:00 horas y en el claustro de San Isidoro (entrada gratuita con invitación), al Open Gate de Susana Sheiman. El saxofonista Toni Solá o el trompetista David Pastor, que participó el año pasado en esta muestra musical, estarán en León, junto con Pere Loewe al contrabajo y César Latorre al piano, arropando a una cantante que, precisamente, reivindica la armonía y el equilibrio entre los miembros de una banda como aval de cualquier proyecto creativo. «Yo no puedo cantar con quien no puedo comer. Necesito que haya mucho entendimiento, que los músicos estén cómodos y que no tengan ego. Para mí es imposible tocar con alguien que no sabe compartir. No se puede dialogar con alguien que no te habla o que habla un idioma que tú no entiendes».

Susana Sheiman, que incluso llegó a participar en el talent-show La Voz, reconoce su satisfacción por su andadura en la música, «me considero muy afortunada sobre todo por que me fascina la música», y considera que, al margen de las influencias innegables, «¡benditas influencias!», que la han ido nutriendo durante toda su vida, poco a poco va acuñando un estilo propio. «He emprendido el camino más largo, el que te permite ser tú. Cuando llego al escenario, pongo en la canción todo lo que he ido recogiendo durante el día. ¿Cuál es la diferencia del estándar que uno canta con respecto al interpretado por otros? La letra es la misma, la música también. La diferencia eres tú».
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