La editorial leonesa Eolas acaba de publicar su obra más reciente, ‘Cabeza de cisne sobre almohada floral’, de la que habla coincidiendo con el Día Mundial de la Poesía. Se trata, según sus palabras, de un poemario “de supervivencia, de resistencia a los momentos ásperos del pasado y a la vez tiene un tópico latino, que llamamos ‘Ubi sunt’, que es cuando invocas a aquellos que compartieron contigo las horas emocionales del pasado y te preguntas dónde están aquellos que estaban contigo en aquellos momentos tan delirantes, tan emocionantes y tan mágicos y que ahora no están”.
“Digamos que sobrevivo a esa ausencia a través de la poesía, a través de la escritura, de la literatura, pero siempre reclamando o invocándoles”, matiza antes de explicar que completa el poemario con un trabajo que va en la línea de la mística, que ha explorado bastante en anteriores libros, donde aborda la mística del deporte y la salvaje, “que es cómo retratar momentos de intensidad excepcional a partir del deporte, a partir de una carrera de montaña. Hay un tono íntimo, personal, en la primera parte y un tono ya de un reto lingüístico superior para completar el poemario”.
Considera que esta obra puede llegar a cualquier lector porque no busca la complejidad y el sentido del poema se puede extraer de una manera bastante directa. Tiene, dice, un tono auténtico, personal y ajeno a la ficción de la que sí hizo uso en otros poemarios. “Entonces, sin renunciar al vivismo ni a las figuras retóricas y a cierta carga expresiva que merece una poesía, el sentido final del poema se puede extraer de una primera lectura”, añade, convencida de que el lector va a captar esa autenticidad a la primera.
La autora reconoce sin titubear que su poema favorito de ‘Cabeza de cisne sobre almohada floral’ titulado es ‘Ofrendas’, en el que recoge elementos del mundo rural, de la casa de sus abuelos en el norte de Burgos, en una pequeña aldea, que tiene guardados en sus recuerdos de infancia. “La casa ya no la tenemos y obtengo de todo ese imaginario del pasado mítico rural una colección de ofrendas que le entrego a una persona a la que invoco, ofreciéndole toda mi memoria, todo lo que significo a través de mis antepasados”, explica.
La llamada de la poesía
Aunque después de terminar un libro abandona temporalmente la poesía, “porque exige un estado emocional muy intenso y no se puede vivir siempre tan intensamente, a veces hay que ir a lo más rutinario a ocupaciones más básicas”, reconoce que, irremediablemente, recibe una llamada que no puede dejar de atender. “Descanso un poco, me meto en otros proyectos, pero en determinados momentos siento una llamada hacia la verdad, hacia querer contar tu verdad y si no lo haces parece como que falta algo; tiene que volver siempre tu verdad a través del lenguaje en la escritura de la poesía y para mí es una llamada recurrente”.
“Creo en la capacidad regeneradora de la poesía para llegar a estados de conciencia elevados, emocionantes y para que la vida trascienda y signifique más que la mera rutina. Si no están aquellos que nos dieron tantas aventuras, por lo menos la poesía siempre está a nuestro lado para que la vida signifique algo más”, concluye a modo de resumen de su nueva obra y como toda una declaración de principios.