Sueltos, por supuesto

08/04/2021
 Actualizado a 08/04/2021
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Pocas alegrías mayores, en esta España abandonada, que encontrar niños por las calles de un pequeño pueblo. Y si uno va en zancos, otro en patines, dos en bicicleta y tres corriendo, ya ni te cuento.

Está más que justificada la señal de tráfico de que vayas con cuidado porque «hay niños». No hace falta en este caso añadir lo de «sueltos» porque todos los niños de nuestros pequeños pueblos andan sueltos, ésa es la magia del lugar, ése es el misterio y la realidad que asusta a la abuelas de la ciudad cuando llaman a las doce de la noche y les dicen que «todavía no han llegado, están jugando en la plaza».

- Pero, ¿tú has visto la hora que es?

- Pues, la verdad, no.

Qué tiempos aquellos en los que las lagartijas sin rabo delataban que en el pueblo había niños. Qué tiempos aquellos en los que sonar el picaporte de una casa a las doce de la noche delataba que había niños. Qué tiempos aquellos en los que cuando amanecía un árbol rodeado de peras no significaba que por la noche hubo tormenta si no que los niños andaban a peras.

Eran los tiempos en los que, en expresión de Braulio El Lugareño, los niños «sólo tenían la obligación de tener mocos y hacer el cabrón».

Hoy, cuando los hay, se hace necesario poner una señal que avise de su presencia. «Ojo, hay niños». El 20 venía de serie, no nos vengamos arriba.
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