Hay jugadores que llevan escrito en su cara que harán historia, que en lo más bello que pase a sus equipos estarán ellos y tendrán protagonismo. Uno de ellos es Arpad Sterbik, una leyenda del balonmano, un español nacido en Yugoslavia. Un tipo que cuando, como hizo este domingo, le guiña el ojo al banquillo todo el mundo cree que algo grande va a hacer, tan grande como es él.
Jugaba España la final del Europeo, frente a Suecia. No estaba Arpad en esta selección pero se lesionó Pérez de Vargas y Ribera sabe que si alguien puede hacer historia es Sterbik. Y llamó al gigante. Y el gigante paró tres lanzamientos de siete metros ante Francia en la semifinal, que fue tanto como decir, «ojo, Arpad está aquí».
Inició el partido, la final, lógicamente Rodrigo Corrales. Pero no parecía tener uno de esos días en los que haces historia y quien sí la hacía era el portero sueco que, después de unos minutos iniciales prometedores para España, nos fue comiendo la moral parada a parada, cegando la luz a los extremos, cogiendo lanzamientos de 9 metros... Y Suecia se fue escapando, de tres, de cuatro goles, de tres... pero siempre por delante. En el descanso estábamos en una «prometedora» desventaja de solo dos goles (12-14). Y Arpad ya estaba en nuestra portería, ya había cogido algunos balones, ya había guiñado el ojo a sus compañeros, especialmente a un Rodrigo Corrales que sonreía porque nada hay más solidario en cualquier equipo de que dos porteros de balonmano.
Y en el segundo tiempo se vio que Arpad, la bestia, había despertado a la bestia, España. Primero el empate, primero nuevas paradas de la araña balcánica del corazón de España... Y Solé hacía su trabajo, y Alex y Raúl Entrerríos... y este Dani Sarmiento que tanto se parece al que jugó en el Ademar (hasta seis ex de la escuadra ademarista hay en el combinado español); porque sabían que en la portería había un genio que tenía la lámpara encendida.
En los tiempos muertos el entrenador sueco iba levantando la voz porque veía que sus jugadores le iban cogiendo miedo aquel gigante que guiñaba el ojo porque veía que estaban en el camino de hacer una historia que se les había negado. Siete goles de diferencia para los españoles, seis, creo que alguna vez bajó España a cinco, pero pronto subía la diferencia y la tele enfocaba a un Arpad Sterbik que se paseaba después de cada parada como si estuviera mirando escaparates en Ordoño. Chocaba la mano con algún jugador que se acercaba a decirle algo que se parece a gracias, porque saben que nadie mejor que él para romper una sequía que comenzó en 1998 y duró 20 años.Hasta este domingo. 23-29. Campeones.
Suecia 23 - España 29: 'Sterbik despertó a la bestia y la hizo campeona'
El combinado español, con seis ex del Abanca Ademar, gana el Europeo tras una gran segunda parte
28/01/2018
Actualizado a
16/09/2019

Lo más leído