Secundino Llorente

Su excelencia Covid-19

14/05/2020
 Actualizado a 14/05/2020
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La realidad siempre puede superar a la ficción. Decía Julio Verne que «todo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad». Él fue capaz de vaticinar la aventura de la llegada del hombre a la luna y cien años después se cumplía la predicción el 21 de julio de 1969 con Armstrong pisando la superficie lunar. El hombre es capaz de soñar hazañas imaginarias que parecen imposibles de realizar y poco tiempo después la realidad lo supera. Hemos disfrutado del cine de ciencia ficción. Los guionistas de este género han llevado a la pantalla fenómenos imaginarios con extraterrestres, planetas más allá del sistema solar, viajes en el tiempo, monstruos y superhéroes. Podría poner muchos ejemplos, pero me quedaré con una película que todos conocisteis: ‘Armageddon’. Viene a ser la batalla final entre Dios y los seres humanos que aparece en el Apocalipsis de la Biblia y narra la situación mundial en la que todas las potencias políticas se unen en un enfrentamiento final contra el gobierno de Dios. Es la guerra total que podría ser el fin del mundo. En la guerra bíblica de Armagedón Dios acabará con el gobierno del hombre porque se niegan a someterse a su autoridad. Esta es la base de la que arranca la película con este título que comienza cuando la Nasa descubre un asteroide del tamaño de Texas que viene a más de 35.000 kilómetros por hora a impactar contra el planeta Tierra en menos de veinte días. Ese es el tiempo que falta para Armageddon, final del mundo. Podéis imaginar la angustia y congoja. El final de película americana es que un cualificado equipo aterriza en el asteroide y le introduce un dispositivo nuclear que desvía su trayectoria para salvar el planeta. Una americanada.

Lo que comentaré en este artículo no es ninguna película y supera a la ciencia ficción más calenturienta. Es algo que nos parecía totalmente imposible hace tres meses y que hoy estamos viviendo. Empezaré describiendo a nuestro superhéroe, a su excelencia Covid-19. Los coronavirus son una extensa familia de virus que causan infecciones respiratorias. El coronavirus que se ha descubierto en Wuhan (China) en diciembre de 2019 causa la enfermedad infecciosa ‘la Covid-19’, en femenino. Aquí tenemos nuestra protagonista y estrella con tratamiento de su excelencia. Es tan pequeño, menudo, insignificante, ñarra, ridículo y minúsculo este virus que ni siquiera puede observarse en un microscopio normal óptico, deberemos utilizar un microscopio especial electrónico. Parece mentira que este irrisorio e insignificante virus de la epidemia haya podido ‘armarla tan gorda’ teniendo aislados, arrinconados y acorralados a todos los países del mundo. No estamos exagerando, ni mucho menos. Es la pura realidad. La industria se ha paralizado. Las plantas de producción se han cerrado. Las fábricas de aviones, trenes y, principalmente, automóviles han parado su producción. El turismo ha clausurado la temporada antes de la semana santa y tiene muchas posibilidades de no abrir en todo el verano. Los hoteles han anulado sus reservas y algunos han pasado a ser hospitales. La restauración y bares han puesto el cerrojo y con pocas esperanzas de que la apertura esté próxima. Lo que saben con seguridad es que dicha apertura será totalmente diferente por la necesidad de guardar distancias. Las Iglesias, cines, teatros o palacios de congresos cerrados a cal y canto. Hemos visto en Semana Santa la basílica del Vaticano con el Papa rodeado de una docena de fieles. Los mercados y la bolsa se han desplomado en la peor crisis económica de la historia. La desactivación económica ha sido tal que aún no conocemos la magnitud de tasa de paro que nos espera. El transporte se ha cortado. Aeropuertos cerrados o dedicados a una mínima actividad. Trenes con servicios mínimos y manteniendo distancias. Carreteras vacías y utilizadas por camiones necesarios para abastecer los supermercados. El deporte ha clausurado o trasladado todos los acontecimientos deportivos: ligas de todos los deportes, campeonatos de ciclismo, tenis, golf, automovilismo o motorismo. Incluso los juegos olímpicos han pasado al 2021. Hay alguna esperanza de jugar los finales de las ligas a puerta cerrada. El comercio totalmente paralizado, excepto supermercados y farmacias. La educación ha pasado a ser no presencial, con colegios, institutos y universidades cerrados, pero haciendo el seguimiento de los alumnos por teletrabajo. Los finales de curso con sus evaluaciones han sufrido una gran transformación. Hacienda, Trabajo, gestorías, etc. Todo cerrado o trabajando a distancia. Sólo queda abierto y a pleno rendimiento el personal sanitario y el de los supermercados y su abastecimiento y la policía y el ejército. Lo necesario e imprescindible para atender a los enfermos y alimentar a los confinados en casa

También están trabajando como locos todos los laboratorios y equipos de investigación para encontrar una vacuna eficaz que mate este virus, pero debe ser muy ‘escurridizo’ porque las predicciones son poco alentadoras para un futuro próximo. Su Excelencia se defiende bien y sigue amenazando de muerte al mundo. Sí, así es, su excelencia Covid-19 ha conseguido poner el universo ‘patas arriba’ en menos de un trimestre, sin levantar la voz y sin ningún disparo, pero con una impresionante lista diaria de muertes que se asemeja a la de un parte de guerra. Ojala los investigadores acierten con la fórmula para matarlo. Toda la humanidad lo celebrará con solemnidad.

Y mi pregunta final sería: «Qué ficción puede superar esta realidad».
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