26/11/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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La violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos, una pandemia de salud pública y un grave obstáculo para el desarrollo sostenible». Es una cita de Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, y me ha parecido una buena forma de comenzar. Justo hace una semana escribía sobre el suceso de violencia de género que ocurrió en la Virgen del Camino, y hoy me veo obligada a tratar el mismo tema. Porque a veces parece que se nos olvida. O que estamos saturados de que todo el rato se repita lo mismo y de alguna manera el mensaje va perdiendo fuerza. Pues para que no se nos pase, aquí van algunos de los datos: cada 10 minutos muere una mujer en el mundo a manos de su pareja o expareja. En España ya son 45 las mujeres asesinadas en lo que va de año. El 90% de los países tiene al menos una ley que limita la igualdad económica de las mujeres. Más de 39.000 niñas son obligadas a casarse al día y 130 millones han sufrido mutilación genital femenina. Por no hablar del acoso, tanto verbal como físico, o del ciberacoso a través de redes sociales y móviles que estoy segura de que sufren miles de mujeres al día. Lo que pasa es que nuestro propio cerebro se pone una barrera y piensa –o quiere pensar– que eso no es violencia. ¿A mí? A mí eso no me pasa, no es mi caso. No suelo poner etiquetas a nada, pero la violencia es violencia. Sea asesinato, sea un golpe que duela o una palabra que hiera. Es violencia. Y nos deberíamos preocupar por la educación y el ejemplo que estamos dando. Respeto y amor. Educación en igualdad y tolerancia, en valores. Saber identificar la violencia y no consentirla, no tener miedo y por supuesto no callar o volver la vista ante actos violentos. Y ya no me refiero sólo a mujeres. También a cualquier tipo de violencia contra hombres, inmigrantes, indigentes, ancianos… Me da igual la condición. Tenemos que ser conscientes de nuestra responsabilidad en estas situaciones. Todos, absolutamente todos, como sociedad de la que formamos parte podemos contribuir a que esto pase. Dando un buen consejo a tiempo, denunciando un abuso, educando mejor a nuestros pequeños, escribiendo, quejándote, subiendo una foto a tus redes sociales, yendo a una manifestación… Lo que queráis, pero no sigamos permitiendo que pase. STOP.
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