Sporting 2 - Ponferradina 1: 'Un mago con lámpara de la Hullera'

Claro dominio de la Ponferradina en la primera mitad hasta que Manu García se sacó de la chistera dos genialidades

Fulgencio Fernández
25/10/2020
 Actualizado a 25/10/2020
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Seguro que te ha pasado. Vas feliz con tu coche, es una máquina, y le salta la luz de la reserva. Pasas varias gasolineras cerradas, empieza a dar tirones pero sigue y cuando divisas las luces de una gasolinera abierta, respiras, pero se para. Te apeas y le pegas una patada de desesperación. Y es una máquina, lo sabes.

Pues eso. La Ponferradina tomó Gijón. Pasó por el Molinón/Quini como un bólido, pero saltó la reserva... y le acabaron dando una patada.

Concretamente se la dio un chaval con sangre de cuenca minera leonesa, Manu García, hijo de un antiguo jugador de la Hullera, natural de Santa Lucía, y de una médica de aquel pueblo que fue trasladada a Oviedo, donde nació Manu, un mago que pasó por el City de Guardiola y el Sporting sacó hasta las telarañas de la caja para traerlo de regreso a casa, pues creció en las instalaciones de Mareo.

Pasó el primer tiempo sin pena ni gloria, con más pena que gloria, Bolo (y Pablo Lago, ex sportinguista) tejieron una tela a su alrededor, tenía que bajar casi a su área a tocar el balón pero cuando saltó la luz de la reserva en los bercianos irrumpió, primero hizo una jugada de "jugaor caro", que dicen en Gijón, dejando atrás a Diori, Erik Morán, Amo, Hernando... y fusilando (1-1).

Y a los pocos minutos otra. Frotó la lámpara. Repitió casi la misma historia pero cuando parecía que iba a fusilar acarició el balón, se lo puso en los pies a Djuka el goleador, se la sacó Caro pero el rebote fue para Álvaro Vázquez, recién salido al campo. Se acabó. Fin.

Y no hubo más remedio que darle la patada al coche. Que es una máquina. Lo había sido hasta entonces. Borró al Sporting. Bolo montó un embolao... Pero el mago vivía en la otra acera.

Se había divertido la Ponferradina. Nos había divertido. Aquello comenzó siendo una sucesión de historias. Los medios de comunicación asturianos se habían volcado en reportajes a Yuri, recordando que lo trajo a España quien hoy es secretario técnico del Sporting, Javi Rico. Pero Yuri no estaba, quien estaba era Kaxe. Y Juergen, curioso nombre para un colombiano, pero hijo de futbolero, que le puso este nombre porque admiraba al alemán Klinsmann, aunque este Jurgen más que golear vuelve loco a Dios corriendo de aquí para allá, cubriendo el hueco de quien sube, ayudando a quien baja... Y Caro de líbero, que para eso es el portero quemejor la juega con los pies... Si lo pilla Clemente lo saca de extremo.

Y mientras se cuenta que Gragera es del Watford, que algo significará; queDjuka tiene 40 millones de cláusula pero lo que se nota es que Amo no le deja tocar la bola y, de vez en cuando, desde Valcarce, Larrea, Erik... sale un pase largo que acaba en los pies de Gaspar Panadero y el manchego desarbola el tinglado sportinguista, una y otra vez, se le nota que tiene la profesionalidad de los de Albacete, la alegría y el descaro de quien ha jugado en la Tacita de Plata de Cádiz, donde aún huele a Mágico González, y no le falta la decisión de quien se fue a Arabia Saudí siendo todavía un rapaz...

Y en una de las suyas, tan solo en el minuto 16, le pone un balón franco a Pablo Valcarce que camina hacia la portería y le hace penalti, claro, Nacho Méndez....
Y Valcarce dijo lo de "mano penalty la pido que me lo hicieron a mí". Lo lanzó. De esos que no se sabe si bien si mal pero sale cruz. Esperó a Mariño, el portero se iba hacia su derecha y se lo tiró al centro, pero tuvo reflejos para sacarla con el pie... Pero llegó Kaxe y al cesto.

Que para eso ocupaba el puesto de Yuri. Decían en los bares que "no se había visto a Kaxe" pero saltó la pregunta de la reflexión: "Eso pregúntaselo a Babin y Borja, los centrales".

No le faltaba razón pues en el ambolao de Bolo el trabajo de Kaxe, Gaspar y las ayudas de Valcarce y Jurgen convertía en un infierno la tarea de sacar el balón, de tratar de encontrar a Manu, y si lo encontraban estaba más rodeado que Bisbal en una firma de discos... Se vaciaron los deportivistas y el Sporting no encontraba la solución para salir de aquel asedio sin tregua... Tan solo un arreón final con fallo de Djuka casi para irse al vestuario.

En el fútbol siempre hay algo en lo que creer, el síndrome del Alcoyano, y recordaban que todos los goles que ha marcado el Sporting en esta Liga tan extraña... han sido en el segundo tiempo. El algo hay que creer.

Y no me vengan ahora con que tienen razón, que volvió a marcar en la segunda mitad, lo que tienen es a un mago con una lámpara de las minas de Santa Lucía. Y que Gaspar se cansó y lo cambiaron, y a Jurgen el colombiano y se empezó a encender la luz de la reserva y el gordonés supo que era su momento. El gol del empate lo verás en todas las teles. El pase del segundo gol lo verán en todas las teles. La sonrisa del chaval lo dice todo.

Y mientras la felicidad de haber pasado el susto acampa en Gijón, en Santa Lucía sienten el orgullo de saber que el mago seguirá frotando la lámpara y en Ponferrada le darán la patada al coche. Que es una máquina, pero...
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