"Soy un número yo, es un número mi marido, es un número mi hijo..."

Con el acuciante cierre de la fábrica del Páramo, más de 500 personas perderán su sustento y el de sus familias. Cuatro de ellos explican su precaria situación

Estefanía Chamorro
29/08/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Noemí, Héctor, Juan Carlos y Esteban son cuatro de los casi 500 afectados por el cierre de la compañía danesa Vestas. | L.N.C.
Noemí, Héctor, Juan Carlos y Esteban son cuatro de los casi 500 afectados por el cierre de la compañía danesa Vestas. | L.N.C.
Vestas echa el cierre en Villadangos del Páramo. La compañía danesa mantiene su firme intención de trasladar de todas sus líneas de producción a Rusia, China y Argentina provocando la destrucción de 180 empleos eventuales y 360 fijos.

Dos de esos trabajadores son Noemí Martínez, de 32 años, y Héctor Campos, de 36. Llevan 11 y 12 años en Vestas, respectivamente, y son padres de un niño de ocho años.La situación actual se presenta muy difícil para esta familia leonesa. El despido les dejará sin el sueldo para pagar la hipoteca y los gastos de su hijo, especialmente ahora que empieza la vuelta a los colegios. "El destino lo veo muy negro, nosotros somos una pareja que trabajamos los dos allí. Llevamos casi dos meses que en mi casa no entra ni un duro, con lo cual la situación es mala ahora mismo", explica Noemí.

El director se pone el casco de obrero, dice que tiene una familia como la nuestra, pero solo se acuerda de la suyaTienen una hipoteca bancaria desde hace 10 años además del mantenimiento propio del hogar. Desde que se anunciase el desmantelamiento de la fábrica de aerogeneradores, ambos se sumaron a las protestas. "Ahora mismo estamos tirando de ahorros que teníamos pero tampoco dan para mucho. Las provisiones se van agotando, pediremos ayuda a la familia", explican. Sobre la propuesta de liquidación lanzada desde la compañía danesa comentan "lo primero que queremos es no tener ninguna liquidación porque queremos conservar nuestros puestos de trabajo; la liquidación me parece ridícula para lo que esta empresa ha sacado de nosotros y ha ganado con nosotros".

"En las reuniones trimestrales siempre nos estaban diciendo que éramos los mejores y ahora de repente ya no lo somos, además es que te lo dicen», lamenta Martínez, a lo que añade «éramos los mejores y lo seguiremos siendo, lo que pasa es que son estrategias de empresa, en mi opinión".

Acusan a la empresa de no tener en cuenta las cientos de familias que se quedarán sin ingresos a raíz de este despido. "El director se pone el casco de obrero y dice que tiene una familia como la nuestra, pero él solo se acuerda de la suya, las nuestras no le importan. Dijo el otro día que éramos un número; soy un número yo, es un número mi marido, es un número mi hijo...", subraya Noemí.

Ahora les toca empezar de nuevo, anuncian que buscarán trabajo en otras empresas. En respuesta a Juan Vicente Herrera aseguran que "los puestos de Decathlon son 150 que para nada absorben a toda la gente de Vestas, ni mucho menos".

"Juegan con nosotros, es lo que veo, te sientes mal porque arriesgan tu puesto de trabajo"

Hace 12 años, Esteban Villadangos cruzaba por primera vez las puertas de Vestas dispuesto a unirse a su plantilla. En aquel entonces tenía 23 años, hoy, con 35, se ve obligado a buscar un nuevo trabajo tras los años que ha entregado a la factoría de Villadangos del Páramo. "Juegan con nosotros, es lo que veo, te sientes mal porque arriesgan tu puesto de trabajo. Cuando está bien la empresa bien que te exprimen y te hacen currar varias horas y todo eso, luego, cuando a ellos les apetece deciden cerrar y marchar", explica apenado. Esteban está soltero y no tiene cargas familiares, algo que dice "le consuela" ya que "no entra ningún ingreso más en mi casa". "Opino que habría que mantener las empresas de aquí en León más que dejarlas marchar. Aunque traigan nuevas hay que mantener las que hay", comenta ante la posibilidad de que nuevas empresas se instalen en la zona.Esteban, al igual que sus compañeros en Vestas, no está satisfecho con la propuesta de liquidación, afirma que "es una mierda, porque nos quieren despedir con un ERE y eso son solo 20 días; por lo menos que te despidan con más días". Al igual que Noemí y Héctor, Esteban explica que "tirará de lo ahorrado" mientras "busco algo por aquí"."Conseguir trabajo con mi edad... ya no es que lo tenga complicado, es que lo tengo imposible"Natural de Valladolid, Juan Carlos Sanz, de 61 años, comenzó a trabajar en Vestas hace una década. Tanto su mujer como su hija viven en la capital pucelana, por lo que se ha visto obligado a alquilar un piso en León de lunes a viernes para poder trabajar.

En esta situación, ahorrar se convierte en una tarea hercúlea para este vallisoletano. "Esto dificultad conciliar la vida familiar. Y, claro, el alquiler y los gastos y todo tengo que tenerlos, antes no tenía tantos", explica. Durante estos años, su empleo y el contrato parcial de tres horas diarias de su esposa, han mantenido a flote a la familia. "Conseguir trabajo con mi edad... ya no es que lo tenga complicado, es que lo tengo imposible. La gente a partir de los 50 ya no encuentra anda. Y luego, claro, aquí las prejubilaciones no se dan, no es como Renault, que encuentran un relevo y a los pocos años se van", lamenta Juan Carlos. "Lo único que quieren es sacar las máquinas y que desconvoquemos la huelga. Quieren que acabe la producción que tienen para este año y no van a cambiar la estrategia de la empresa ni aunque venga Pedro Sánchez", afirma Sanz.

"Mi familia también está sufriendo, no es lo mismo que ganes un sueldo normalito a que no entre nada de dinero en casa. La preocupación se tiene", finaliza Juan Carlos.
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