"Soy minero porque no quiero ser otra cosa"

Mineros leoneses y palentinos que trabajaron en explotaciones en la cuenca minera de Guardo se han unido en el Club de Entibadores Palentinos para, con sus actividades, seguir siendo lo que siempre han querido ser, mineros, y mantener viva la llama de este oficio por medio de exhibiciones y otras actividades

Fulgencio Fernández
06/12/2020
 Actualizado a 06/12/2020
Los ‘siempre mineros’ del Club de Entibadores posan juntos después de haber realizado al aire libre un posteo en rampa, con excelente resultado.
Los ‘siempre mineros’ del Club de Entibadores posan juntos después de haber realizado al aire libre un posteo en rampa, con excelente resultado.
Recuerdo un ‘Encuentro con mineros’ en el MSM de Sabero, hace unos años, en el que surgió el viejo debate de si se iba a trabajar a la mina «porque no había otra cosa» y uno de los participantes, César Carneros, fue contundente: «Me molesta mucho esa afirmación, no soy minero porque no hay otra cosa, soy minero porque no quiero ser otra cosa. Y seré minero toda la vida, incluso de jubilado».

Sonaba contundente y más en alguien que, como explicó, tenía una historia con la mina realmente dura. Su padre se mató joven en ella y «pese a ello yo sólo quería tener 18 años para entrar a la mina» y después fue él quien tuvo un gravísimo accidente. «Recuperaba un posteo, el techo apretaba mucho y saltó unatijera que me deshizo la cara, me rompió la mandíbula, varios dientes... por suerte perdí el conocimiento y desperté en la UVI en Valladolid, lo veía todo azul pero sabía que volvería a la mina en cuanto pudiera».

Y volvió. Pero la mina se acabó... y él se incorporó al club de los que sienten lo mismo que él, el Club de Entibadores Palentinos, mineros que trabajaron en las minas de lo que es la cuenca minera de Guardo. «Más de la mitad somos leoneses, de Taranilla, Puente Almuhey, Valderrueda... muchos estuvieron en Hulleras de Prado y al cerrar se fueron para Barruelo de Santullán, Guardo», explica Evaristo de Pablos, con una historia parecida a la de César. «La verdad es que viendo lo dura que fue la silicosis de mi padre, minero también, no nos planteábamos ir a la mina, de hecho mis hermanos emigraron al País Vasco. Yo entré a la mina con pocas ganas y tengo que reconocer que le fui cogiendo el gusto», explica, recordando sus 24 años en Antracitas de Velilla, «que después la compró Vitorino y pasó a ser de Uminsa. Era casi todo de él, menos San Isidro y María, que eran de los García Brugos, los Ruche que les llaman». Y ante el fin de la mina se fueron juntando los que «siguen siendo mineros y somos mineros porque no queremos ser otra cosa» y desde su Club de Entibadores Palentinos mantienen la llama de la minería con actividades de todo tipo. «Por lo que más se nos conoce es por las exhibiciones en las que montamos una galería de mina en la plaza de cualquier pueblo, desde el principio, preparando la madera hasta el final. Hemos estado en muchos pueblos, incluso en Madrid montamosuna, en el centro de la ciudad, en medio de una gran expectación».Mineros que no quieren dejar de serlo, incluso sin minas. Del pozo al club de entibadores... José Antonio Iglesias, José Antonio Cuadrado, Ramón Díaz, José Manuel Bobes, José Antonio García, Juan Antonio Pérez, Jesús Manuel Lobato, Álvaro Ibáñez, Vidal San Juan, José Varona, Juan Carlos Monge, César Carneros, Iñaki Helguera, Carmelo Martínez, Casto Rodríguez, Mauro Díez, Máximo Fernández, Rufino Martínez, José Ignacio Rodríguez, José Escanciano, Carmelo Salvador, Felipe Pablos fueron el germen. «Hemos ido sumando a la familia, también a nuestros hijos, que aunque no puedan ir a la mina no se olviden de dónde vienen», explica Evaristo, quien explica que tienen otros muchos ‘frentes mineros’ abiertos: «Ya tenemos un pequeño museo en Velilla, con una bocamina y una galería guapas. También hemos ido acumulando muchos restos de viejas minas que se vendían para chatarra, hasta baldes para montar un trozo de una línea de baldes... Lo que necesitamos esespacio amplio para reunirlo todo, quedaría una cosa muy bonita».

- Y el trabajo lo ponemos nosotros, como siempre.
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