Soy español

13/09/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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Miren ustedes, para no tener problema alguno con un niño, voy a añadir niña no vaya a ser que se me echen encima por esto de la inclusión, aunque ya viene implícito de primeras. Volviendo al asunto, los antojos de un niño no se solucionan dándole todo lo que pida, al final se vuelve un consentido y por tanto con el tiempo problemas de difícil solución. Estarán de acuerdo conmigo, o no, que educar es importante y hacer saber que existen unas reglas con un mínimo de exigencia y en el caso de que no nos gusten siempre nos queda la opción de una cabaña en lo alto de una montaña y a vivir de la madre naturaleza. El asunto catalán ya tiene demasiados ingredientes como para convertirse en una guardería donde el babero impregnado en lágrimas de tanto llorar ya casi ni se sostiene del peso que acumula y por mucho que promulgar de esta nueva corriente sicológica, que dice que a los niños no se les pega, estoy muy a favor que una buena torta en un momento determinado siempre sienta bien. Pues si, hoy más que nunca voy a decirles que soy español, no soy ningún fascista, ni mucho menos racista, porque esto no tiene nada que ver para querer a tu país y la concordia que hasta ahora ha reinado. Ser español tampoco significa estar de acuerdo con la monarquía, o si, todo es respetable, se puede ser español y republicano o lo que cada uno quiera ser por ideas o convicción. Y entre toda esta maraña uno de los casos más comentados en tertulias y puede que me meta en terreno delicado, son aquellos que vienen de las américas con títulos extraños que nadie entiende y dicen estar a la altura de nuestros médicos, ingenieros y profesiones varias de mucho respeto. Déjenme que les diga que nuestros profesionales son de los mejores preparados del mundo y que difícilmente un título de dos años en medicina o cualquiera de sus especialidades, así como cualquier otro título o diploma, no es equiparable a la enseñanza que en España se obtiene después de más de cinco años y en algunos casos superando los siete años. No discuto la veracidad de los estudios, pero aquí, nuestras reglas dicen que si quieres ejercer un profesión debes completar tu formación. Luego vienen los disgustos por siliconas mal puestas, botox que se deforman, ortodoncias que punzan el cerebro o casas que rebosan defectos por doquier. Y entre tanto, donde se aparca el coche es el aparcamiento, no el parking, por no decir que está más rica la panceta que el bacon. Cosas que me surgen en esto de ser español, español, español.
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