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Soterramientos y preferencias

04/08/2016
 Actualizado a 17/09/2019
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El proyecto de soterramiento del ferrocarril en varias ciudades españolas ha sufrido profundas revisiones por causas económicas. En la mayor parte de las ciudades esta obra se financiaba con las expectativas de venta de los solares, que se liberaban al trasladar buena parte de las playas de vías y de los talleres, puesto que habían quedado absorbidos por la urbe. La venta debía financiar en gran medida la obra, por lo que se constituyeron sociedades al efecto para gestionar el proceso, como León Alta Velocidad.

La llegada de la crisis económica ha dado al traste con el planteamiento inicial. Se han buscado soluciones con la implicación de las administraciones para resolver los problemas que implica un recorrido de alta velocidad por el interior del casco urbano. En León el soterramiento se ha reducido sustancialmente, dejándolo en unos 600 metros de longitud y convirtiéndolo en parcial. Para ello hay prevista una obra de unos 25 millones de euros.

El caso de Valladolid resulta llamativo porque propuso un gran proyecto que incluía el traslado de los talleres de trenes fuera de la ciudad y un soterramiento de 5 kilómetros. Esa transformación urbana integral se llamó Plan Rogers, arquitecto de renombre que lo diseñó. El coste previsto rondaba los 1.400 millones de euros. Los efectos de la crisis han sido demoledores para este proyecto, puesto que ha paralizado las obras y ha cogido a la sociedad gestora, ‘Valladolid Alta Velocidad’, con más de 500 millones de euros gastados gracias a un crédito, que no está claro cómo se va a devolver. El nuevo ayuntamiento vallisoletano ha revisado el proyecto inicial y estima que su ejecución se podría financiar con unos 1.000 millones de euros. Para ello se requiere la implicación del Ayuntamiento, Junta, Adif, bancos y Ministerio de Fomento.

Hay que tener en cuenta que el área metropolitana de Valladolid tiene el doble de tamaño que la de León: unos 400.000 habitantes. Por otra parte, esa provincia, a la que da servicio el tren, cuenta con 60.000 habitantes más que León, menos de un 12% de diferencia. Sin embargo, cuando comparamos la situación de las obras de Feve o el nuevo soterramiento de las vías, observamos que existe un escandaloso desequilibrio entre la implicación de las instituciones con León y con Valladolid. En esta tesitura hay que preguntar qué se va a hacer para acabar de una vez las obras de Feve, si se impulsará el proyecto de Torneros o cómo se va a actuar sobre la infraestructura vial hacia Ponferrada. Un criterio elemental de equilibrio exige reclamar otro trato.
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