08/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Siempre me he preguntado qué oscuras razones mantuvieron a José Antonio de Santiago-Juárez como portavoz de hecho de la Junta de Castilla y León tras su cese en 2015. Sin duda el PP contaba con rostros más frescos y amables para representar al gobierno regional en los telediarios que el de este siniestro psiquiatra de piel acartonada y aguardentosa voz, capaces ambas de causar pesadillas a los niños más sensatos, con ese aspecto de llevar haciendo el mal desde tiempos de Richelieu.

Aunque mis fuentes no llegan tan atrás, sí me cuentan que lo que puede explicar la enorme visibilidad que Juan Vicente Herrera otorgaba a este doctor Caligari castellano guarda relación con las tendencias arteras y conspiradoras de las que hacía gala con sus hermanos peperos. Se dice, por ejemplo, que estuvo en el origen del montaje de la llamada trama solar, un artificio político y periodístico, casualmente con epicentro en León, cuyo fin no era otro que el de perpetrar una noche de los cuchillos largos entre entrañables compañeros de partido.

Lo cierto es que, tras la jubilación política de Juan Vicente, el nuevo gobierno autonómico ha despachado al aludido, que ha encontrado cobijo como concejal del Ayuntamiento de Valladolid. Ahora bien ¿cabía esperar que tras tantos años delante de las cámaras se retirase sin más en un cargo que, en condiciones normales, no le otorgaría más que algunos segundos en Radio Pucela? No, desde luego, y por ello, el incombustible Pica ha reaparecido con más minutos de tele que nunca desempolvado la vieja polémica de la capitalidad autonómica. Resultado: nueve de cada diez castellanos o leoneses se han enterado en estos días de que Valladolid no es la capital de la comunidad autónoma, que sencilla y estatutariamente carece de ella como señal perpetua de lo absurdo de su existencia.

Conste que para el que suscribe sobran todas y cada una de las comunidades autónomas, pero ninguna es tan indefendible desde un punto de vista histórico o sociológico como la actual Castilla y León.

No era esta, sin embargo, la reflexión que quería hacer en este espacio, sino lo difícil que es hoy en día retirarse con dignidad cuando se ha gozado de alguna notoriedad. Parece que sólo está en manos de Álex Cooper, que estos días, a través de infinidad de entrevistas, está dando un ejemplo asombroso de clase, de respeto por sí mismo y de cómo mantener los pies en la tierra en cualquier circunstancia. Quizá ayude a retirarse con dignidad tener algo digno de lo que retirarse y algo digno que hacer a continuación.
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