Sonidos de trompas para los rescatadores de las garras de los accidentes mineros

«No se me olvida el accidente y no fue grisú, que es de los que siempre se habla por ser los más frecuentes. Fue un reventón de agua, terrible, el agua también es muy peligrosa. Pilló a dos obreros, un picador y el ayudante, y los estampó, estuvimos una semana para sacarlos. Me acordé mucho estos días de aquel rescate porque fue una cosa muy parecida, tuvimos que ir abriendo camino hacia ellos poco a poco, escarbando y poniendo madera para que no se hundiera». Es parte del relato que en el ciclo ‘Encuentros con mineros’ del MSM hizo Emelino Llamazares, antiguo miembro de la reconocida Brigada de Salvamento de Hulleras de Sabero; recordaba la importancia de estos grupos de mineros especialistas en salvamentos que pudieron sacar a muchos mineros accidentadas con vida pero algunas veces, como en este ejemplo, ya fue imposible.

En esta brigadas de salvamento, muy queridas en las cuencas mineras, buena parte de su importancia radica en el material humano, los mineros que la integran, y también en los equipamientos que, como es lógico, fueron sufriendo importantes cambios, fundamentalmente mejoras, a lo largo del tiempo. Recordaba Llamazares que las integraban mineros que ‘se presentaban’ para estar «en la brigada» y entre los que se establecía una relación muy especial. «Los de la brigada siempre tenemos esa cosa de la cercanía, incluso entre las familias, algo porque era un trabajo arriesgado pero también porque hemos vivido muchas cosas juntos, muchas de ellas malas, claro, va con el trabajo».

Y en paralelo a su trabajo iban las mejoras en los equipamientos pues, por ejemplo, la brigada de Hulleras de Sabero, recuerdan desde el MSM, «fuecreada en el año 1931 por Rafael Rodríguez Arango, y ya contaba con aparatos respiratorios de oxígeno modelo independiente Proto», que son los que aparecen en las fotografías de estas páginas y pesaban alrededor de quince kilos, nada que ver con los equipos ‘actuales’. No faltarán a la cita las famosas jaulas para canarios o resucitadores, detectoras de monóxido de carbono.
Esta Brigada de Hulleras (que desapareció en 1991 como la propia minería en el Valle) gozó de gran prestigio, no solo en Hulleras sino en todo el panorama minero pues, entre otros reconocimientos. «En mi época acudimos a tres concursos, y ganamos los tres», recordaba Emelino Llamazares.

A estas prestigiosas brigadas rinde de alguna manera homenaje el Museo de la Minería y la Siderurgia de Sabero al hacerlas protagonistas de la actividad ‘Las piezas inspiran’ que se celebra este sábado a las 18 horas y en la que ‘las piezas que inspiran’ son los equipamientos de las brigadas que se conservan en los fondos del Museo (MSM) pues ésa es la filosofía del ciclo, ir dando a conocer todas las piezas de los fondos del museo ya que las que se pueden contemplar en las visitasson tan solo unamínima parte de las mismas. Explican desde el MSM que «a lo largo de los trece años de andadura del centro y cumpliendo con el objetivo de salvaguardar los elementos vinculados al trabajo y la cultura minera, el MSM ha incrementado su colección en más de dos mil piezas, la mayoría no expuestas de manera permanente. Estas herramientas y objetos, que durante décadas dieron vida al trabajo en la mina y que ahora reposan en el almacén del museo, recobran vida y se muestran de nuevo inspirando a diferentes artistas de varias disciplinas».

Y a los artistas que inspiran, en esta ocasión, son al grupo de trompas de las Juventudes Musicales de León, quienes vienen trabajando sobre las piezas de las brigadas de salvamento para ‘regalar’ a los asistentes «una sorpresa», lo que añade alicientes a la presencia en esta cita etnográfica y musical.