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Somebody told me...

25/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Imagino a Pedro Sánchez feliz, contento, incluso nervioso mientras viaja en el avión. No todos los fines de semana se puede ir a un festival de música, y menos al FIB, por lo que su asistencia el fin de semana pasado tendría que ser todo un acontecimiento si el presidente del Gobierno no fuera eso, el máximo mandatario del país, y sí un joven que programa sus vacaciones en función de las giras de sus bandas musicales preferidas. Es la nueva España que tenemos que vivir, la de dirigentes políticos que tienen gustos cercanos a cualquiera de nosotros, porque ver a The Killers bien merece un viaje exprés ya que sus canciones estarán siempre asociadas a parte de nuestra juventud. Les hace hasta empáticos, porque quién no te dice que hayas estado en cualquier concierto junto al presidente del Gobierno y para ello no haya utilizado el Air Force One español. O lo mismo has estado tomando copas en cualquier fiesta de un pueblo del sur de León mientras Pablo Casado aún estudiaba sus múltiples y complicados másteres y carreras, pero desconectaba en su tierra paterna. Y míralo, ahí lo tienes, de máximo dirigente del partido más votado en las últimas elecciones españolas. Es la nueva política de verdad, la de gente joven que lo mismo aprueba con atajos que se coge el avión presidencial para continuar con la «agenda cultural».

Como si de un vídeo de Pantomima Full se tratara, seguro que el presidente iba repasando los temas más conocidos de los grupos que iba a ver pero tampoco dejaría a la tripulación elegir la música relajante a juego con los asientos de cuero del avión. Con su modernidad por bandera, poco tiempo le quedaría para temas tan culturales como el teatro Emperador, ese espacio tan viejuno que dentro de poco será un BIC en peligro. Pero tampoco para terminar de planificar la autovía León-Valladolid, abrir el CRE del Autismo, buscar una solución social a la minería, recuperar la Ciuden, finalizar la conexión del AVE hacia Asturias e implantar la doble vía hasta Madrid... Eso sí, que no decaiga. «Somebody told me...»
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