"Sólo conozco a 5 o 6 sabios y uno es Manolo"

Manuel Rodríguez Pascual recibió este sábado en la III Velada Trashumántica, a la sombra de la ermita de Roblo, el homenaje de las gentes del mundo del pastoreo, los rebaños y la trashumancia, esos fenómenos que él lleva investigando y divulgando desde que los conoció en 1987

L.N.C.
25/07/2021
 Actualizado a 25/07/2021
Julio Llamazares, Fulgencio Fernández, Manuel Rodríguez Pascual y Víctor Casas en un momento de la mesa redonda/homenaje. | MAURICIO PEÑA
Julio Llamazares, Fulgencio Fernández, Manuel Rodríguez Pascual y Víctor Casas en un momento de la mesa redonda/homenaje. | MAURICIO PEÑA
"Aforo completo" repetían los organizadores de la III Velada Trashumántica de Alión a la sombra del inigualable rincón de la ermita de Roblo y su arboleda. Y es que eran muchos los que querían estar al lado del homenajeado en esta cita, Manuel Rodríguez Pascual, y muchos más los que hubieran ido si hubiera sido posible, pero el respeto a las normas sanitarias era innegociable.

Se percibía la personalidad del homenajeado en los asistentes, un buen número de pastores, ganaderos y ganaderas de ovino; del mundo de los careas, con Félix a la cabeza; gentes de la investigación como Elías Ferri; pastores mayores de los Barrios de Luna como Román Álvarez; escritores... en fin, y muchos vecinos de estos pueblos del valle que también es ahora de Manolo pues, recordó Julio Llamazares, «uno nace en su pueblo y muere en el de la mujer». Y de Las Salas es Virginia, para quien tuvo unas palabras emocionadas Rodríguez Pascual al confesar que «nada de lo que he hecho habría sido posible sin su complicidad y la de nuestros hijos».

El homenaje, que le rendía la Junta Vecinal de Las Salas y la Fundación Monte Mediterráneo con su Grupo Operativo Ovinnova, consistía en una mesa redonda moderada por nuestro compañero Fulgencio Fernández y con la participación del biólogo Víctor Casas, el escritor Julio Llamazares y el propio Manuel Rodríguez Pascual; al final de la misma Ernestine Lüdeke, de Ovinnova, le hizo entrega de algo que se quería salir de la tradicional placa y que recordara a la ocupación del protagonista de la mañana: un cencerro de oveja grabado con dos frases que completaban el reconocimiento con algo que a él le hice evidente ilusión:una estancia en una finca de ovejas merinas.

Víctor Casas incidió en la importancia de los caminos que fue abriendo Rodríguez Pascual con sus investigaciones y, sobre todo, «el ejemplo que significa para quienes nos consideramos naturalistas, defensores de la naturaleza, que no es tarea solo de grupos ecologistas o gobiernos, es tarea de todos, y en esta tarea común Manuel nos ha puesto en la senda buena».  

Julio Llamazares fue contundente  en una primera apreciación sobre Rodríguez Pascual. «He tenido la suerte de conocer a mucha gente en mi camino. Podría decir que de todos ellos solamente de cinco o seis podría decir que son sabios... y Manolo es uno de ellos, seguro, no hay más que escucharlo para comprobarlo. Pero además le adorna otra cualidad que suelen tener los sabios de verdad, la humildad, parece que te pide perdón por serlo»; mientras por lo bajo se le escuchaba decir al aludido: «no tanto».

- Sí tanto, seguro.

Recordó Llamazares cómo conoció a Manolo, «que me pidió permiso para utilizar un poema mío en uno de sus libros; después tuve el privilegio de escribirle algún prólogo y, sobre todo, disfrutar de su amistad y esa sabiduría de la que he hablado».

Llamazares destacó la pasión que pone en su trabajo Manuel R. Pascual pero, sobre todo, que ofrece una visión optimista de futuro para que la lana vuelva a ser el "oro blanco"Recordó el autor de ‘La lluvia amarilla’ una frase que repite Manuel R. Pascual, recordando que la lana «fue el oro blanco de León» para centrarse en otra faceta del estudioso: «No se queda en el lamento, ni mucho menos, apuesta por el futuro, para que la lana vuelva a ser el oro blanco» y parece que en este camino tendría mucha importancia la gestión que se está llevando a cabo desde Ovinnova, que este año «ya ha subido 15.000 ovejas a diferentes puertos de montaña».

Un emocionado Manuel Rodríguez Pascual agradeció el homenaje a todos los implicados en el mismo y recordó su profunda implicación en las investigaciones. «Cuando en 1987 fui con un compañero a esperar a un rebaño trashumante en el Burgo Ranero era para subir con ellos hasta la majada, caminando; después me ha gustado mucho quedarme en los chozos, dormir con los pastores, conocer a sus familias, saber sus problemas. No hay mayor orgullo que llegar ahora a verlos, encontrar la puerta abierta y jamás me preguntan cuánto tiempo me voy a quedar, el que quiera».

En este aspecto humano de Manolo incidió Fulgencio Fernández, quien recordó «la tremenda generosidad que tiene con quienes llegamos en busca de noticias o datos. Siempre que Manolo me ha pedido que le haga una entrevista a alguien detrás hay un componente humano, o tiene un familiar enfermo y a ver si se anima, o está el personaje un poco alicaído y al verse en el periódico se da cuenta de que es importante lo que ha hecho. Jamás pide nada para él, siempre para esas gentes a los que cuida tanto como quiere».

Cerró R. Pascual su charla con palabras de esperanza en el futuro, recordó que si en Nueva Zelanda se llevaron nuestras merinas y se han convertido en una gran industria «en León tenemos todo lo necesario para poder hacerlo, sobre todo unos pastos espectaculares, como no los hay en ningún otro lugar».

Recibió el cencerro el protagonista del día, los asistentes degustaron el cordero que preparaban desde horas antes los expertos de Corderex (Corderos de Extremadura)cuyo gerente es el leonés Raúl Muñiz Cimas,  sobremesa...
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