Solidaridad de 'Diez' con los refugiados

Pilar Diez y Jonatan Diez, madre e hijo, se desplazaron desde León hasta la frontera con Ucrania para acercar ayuda humanitaria y traer familias que huyen de Putin

Víctor S. Vélez
16/03/2022
 Actualizado a 16/03/2022
Pilar y Jonatan posan con una bandera de León y con la furgoneta con la que se desplazaron hasta Ucrania. | L.N.C.
Pilar y Jonatan posan con una bandera de León y con la furgoneta con la que se desplazaron hasta Ucrania. | L.N.C.
Las muestras de solidaridad de los leoneses con el pueblo ucraniano no cesan. Ayuda humanitaria, acogida a los refugiados que llegan y también viajes solidarios a los confines de Europa para traer a España a familias que buscar escapar de las tropas de Vladímir Putin. Uno de estos desplazamientos de más de 6.000 kilómetros fue realizado la semana pasada por Pilar Diez y Jonatan Diez, madre e hijo, que fueron hasta la frontera de Polonia con Ucrania para dejar ayuda humanitaria y llenar los asientos de su furgoneta de personas que buscan una nueva vida lejos de la guerra.

El recorrido fue realizado en furgonetas junto a más voluntarios de DYA en otros rincones de España Estos dos leoneses realizaron este viaje de una semana con otros voluntarios de la Agrupación Detente y Ayuda (DYA). Jonatan fue el conductor de una furgoneta que partió cargada de solidaridad en forma de bienes de primera necesidad y con cajas clasificadas y rotuladas en español, inglés y también en ucraniano, "algo que no se suele hacer y que ellos agradecen mucho". "Llevamos varios cientos de kilos de alimentos no perecederos y mucho material sanitario: respiradores, equipos de urgencias, medicamentos, gasas, sueros, utensilios para curas... También sacos de dormir y mantas y material específico para la tercera edad, como pañales y ropa, que es un colectivo bastante olvidado y que también sufre", explica este miembro de la delegación de DYA en León.

El viaje hasta la frontera con Ucrania fue realizado con compañeros de DYA de Cantabria, Vizcaya y Extremadura. Unos compañeros que «ahora ya son hermanos», como también lo son las familias de refugiados que han acercado hasta España. "Ahora no falta el 'WhatsApp' de todos los días a ver cómo están. Ya hemos dicho que cuando pase todo esto haremos una cena todos juntos", valoran estos dos leoneses sobre su relación con los ucranianos que han traído hasta España.

Unas familias que tenían "otros familiares o conocidos" en territorio español y que se instalarán temporalmente con ellos. "Las primeras horas estaban muy cabizbajos y metidos en sí mismos, pero cuando paramos en Alemania y ya descansamos unas horas comenzaron a sonreír y fue muy gratificante", valora Pilar.

Madre e hijo califican la experiencia de "muy intensa y trepidante" y aseguran que "no la olvidarán". Además, el campamento hasta el que se desplazaron se encuentra situado en Dorohusk, a poco más de 20 kilómetros de la base militar de Yavoriv, que hace unos días fue bombardeada por tropas rusas causando 35 muertos.

Presenciar escenas "dramáticas"


Uno de los ucranianos que trajeron en la furgoneta "llevaba 48 horas andando" para salir de su propio país Sobre qué se encontraron allí, Jonatan y Pilar relatan que los bombardeos cerca de la frontera son constantes porque Putin quiere que los refugiados vayan hasta Rusia "y no a Polonia o Rumanía". Estos dos leoneses aseguran que "cada persona tiene una historia dura detrás y que huyen con lo puesto". De este modo, Jonatan cuenta el caso de uno de los refugiados que trajeron a España y que "llevaba andando 48 horas" para salir de su país o el de "muchos que no saben si podrán volver a sus casas porque igual han sido destruidas" ante el avance de los invasores. Por encima de todo, destacan "la pena por dejar atrás a su gente atrás, a los varones, a personas mayores que no se pueden mover y a quienes aún se niegan a abandonar sus casas". "En las estaciones de tren la situación es dramática", añade este voluntario de DYA.

Escenas que se retienen en la memoria, como la gran bienvenida que les dieron en el campamento en Dorohusk. Allí había "unos 20.000 refugiados". Evidentemente, Jonatan y Pilar solo pudieron traer en su furgoneta a unos pocos, pero su gratitud y su historia nunca la olvidarán. Como tampoco lo harán con este viaje que, al igual que al resto de sus compañeros de DYA, les ha cambiado la vida.
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