Solemne acto castrense

25/05/2022
 Actualizado a 25/05/2022
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Ayer llegó a tomar el vino Jose más orgulloso que de costumbre por haber sido guardia civil. No conozco a nadie que lleve con más orgullo el haber pertenecido al que llaman Benemérito Cuerpo, aunque debería escribir «de pertenecer» pues Jose mantiene que no se deja de ser guardia civil jamás. Y lo cuenta muchas veces ‘a la sombra’ de la enorme bandera, de España claro, que ha plantado en el corral de su casa en Genicera. La misma casa de la que marchó un amanecer a coger el tren para la academia cuando sus vecinos aún no se habían acostado celebrando la verbena del Cristo y esperando a su famosa diana floreada, para la que el gran Vitalino ya se estaba vistiendo de Papa, como cada año.

El orgullo venía envuelto en una caja que guardaba la placa que le acababan de entregar en le comandancia de León en lo que suelen llamar las viejas crónicas «un solemne acto castrense». No hizo falta insistirle para que abriera el cofre y allí estaba la placa en la que ‘el cuerpo’ agradecía su fidelidad y años de servicio a Luis Rey.

– Pero bueno, tú no eres Jose.

– Aquí, para la familia y vosotros sí; para lo oficial soy Luis Rey.

Será lo que pide la solemnidad del acto castrense. Tal vez tengan razón en que el servidor público y aquel rapaz por el que lloraban los vecinos a las seis de la mañana de la verbena del Cristo no pueden ser la misma persona.
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